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POSTALES

Abu Bakr as-Sidiq

En el sueño
eras un guerrero
de corazón puro
y fortaleza interior.
Eras el yo sincero
herido por la Realidad.
Eras como el amigo
del amado mensajero.

 

Los ácidos recuerdos

Esta noche frente a la costa urbana
-lejana hilera de lucecitas blancas y naranjas-
el yo, naufragado, no tenía donde asirse.
El yo deshilachado
a merced de las lágrimas
en el océano del llanto.

(Veía, más allá de la frontera de sonidos,
a las nubes ir cambiando de forma
y abalanzarse sobre mí.
bu... bu...
Noche de luna llena en panavisión).

Cruza el cielo violeta un helicóptero,
y los árboles mueven los brazos lentamente,
y el espacio, la atmósfera
parecen respirar.

(Aliento poderoso
que a todos pertenece
y al que pertenecemos;
allí donde vivimos
nuestra pequeña anécdota
infinitesimal).

Al otro lado de la frontera de la noche
el yo abandonado ha enmudecido.
Los brazos de los árboles abrazan el aire.

Ahora

Nos preguntamos si es posible retornar
camino de la amistad.
Y yo me digo:
pues solo cultivada
con la sinceridad mas cuidadosa,
la intención clara y explícita,
altruismo incondicional
y la mas pragmática protección,
logrará sobrevivir
tan rara flor.
En mi jardín interior
-y lo intentaba-
no se ha dejado cultivar.
Se ajaba.

Descanso

Después de las acciones
que apuntalan la claridad
de la intención
se desanudan las contradicciones
y descansa el corazón.

Después

Me guardaré en mi castillo
y me armaré de valor
y borraré con un dedo de olvido
las huellas del desamor.
Porque la herida, mi amigo
se llama desolación
y envolverá con un velo de olvido
el sueño de la pasión.

 

El 'alif

Tú eres el 'alif de mi tasbih,
sin embargo.
Tú eres la médula espinal
de mi vida:
eje vital imprescindible,
indudable.
Así lo quisiste, y es:
indefectible.
Tu amistad, por eso
siempre la hemos compartido.

El amigo

Amigo, cuando nos encontramos
-es un decir-
hay toda esa tensión secreta
que ningún ojo puede percibir:
sin miradas
sin palabras
en la aparente ausencia tan presente
saber al otro
exactamente.
Amigo, si no nos vemos
mis oídos
guardan la caricia de tu voz.

El muro

Se alzó entre nosotros
un muro transparente,
invisible, infranqueable:
una carta sincera,
una respuesta sin palabras.

En la playa

Contemplo cada ola
en su crescendo
en su catarsis
en su apaciguamiento.
Olas vividas
crónicas de un instante
una experiencia
y un regreso.
Dilución en la Realidad.
Olas incesantes
eternamente iguales y distintas.
Vidas del común sustrato océano.

Foto de verano

Lo que no se entiende
se rechaza.
Pero cuando se alcanza a comprender
se justifica
siempre llega la disculpa.
No siempre es fácil expresar
lo que se piensa
o siente
mas lo que trabajosamente se destrenza
desvela a cada uno
su visión panorámica
de la situación interior.
Desenmarañando hilillos de pensamiento
con los dedos intencionados de la sinceridad
se comprende
se aprende, y pasamos
a otro capítulo, amigo.
No ha sido fácil decir
"hería tal palabra tuya
o esa descortesía"
mas luego yo me he puesto en tu lugar
y tú en el mío.
Ya no queda rencor posible, amigo.
Y si me hubiera callado:
el rasguño en la amistad
no cicatriza igual.

Hora de enero

Busco recuperar la soledad
desmantelar el sufrimiento.
Estoy desesperada, enloquecida
por dentro.
Deja que me bañe la mente
en el silencio.
En la laguna
del invierno.

Hoyocasero

Por fin encuentro el momento de escribirte
después de tanto tiempo.
Me he venido a Hoyocasero para esto,
para tener todas las horas del mundo.
Hace una noche tibia y mansa,
el aire huele a hierba
y a boñiga de vaca, como siempre.
Tenía tantas ganas de venir.
Qué extraña fijación, la de los recuerdos de infancia.
Qué placer encontrar las piedras en su sitio,
los huertos en el valle,
el pinar ahí enfrente,
los milanos.
Me he sentado en la era, horas y horas,
en una contemplación extática
acariciando todo esto con mis ojos,
saboreando el aire poblado de sonidos familiares,
de olores familiares, transportada
a un inmutable paisaje interior sin edad.
Era lo que quería.
Sentir esto que siento.
Gracias.

La caballerosa

Tú me has dado la clave
al decírmelo
del modelo adquirido:
el adab
cultivado.
Tú has hallado la clave
al verme
del ingrediente perdido:
el adab
cultivado.

La casa

No te preocupes
que el corazón de nuestra casa
está donde nosotros vayamos,
que los espíritus
de los que amamos
y sus recuerdos
y sus objetos
se vienen con nosotros,
que el árbol del jardín
es más la casa que la casa misma.
No te preocupes,
haz caso de los que te quieren.
Por una vez, amada
madre díscola, déjate
llevar a alguna parte.

La media noche

Me he despertado
tras la media noche.
Ahora que ya no estás
aunque todavía mi piel
te añora y llama, me gustaría
escribir todas las anécdotas
desgranadas en la media noche,
pentagrama en que se dibujan
tus gestos y miradas,
al que asoman entretejidos
pensamientos
que no dejas salir.
Quizá no quieran ser leídos
mas ahí están: neones intermitentes
sobrevolando la historia referida
inquietos
se delatan.
Y yo de verdad sé
que quieres complacerme,
dedicarme
tus dulces atenciones,
lo mejor, lo mas alegre de tí mismo.
Tu extraño agradecimiento.
Tu ensalada de ternura con anécdotas.
Y veo también por qué
no puedes estar tranquilo,
por la pequeña pieza
que desordena tu mundo,
todo tan en su sitio,
tan correcto.
Veo pasar la sombra que destiñe
el limpio anhelo
y decolora el placer de la alabanza.
Medias noches
por favor no,
gracias.
Lo mas presente
es lo no dicho.

La seña

Más allá de este cielo naranja y azul
que se está llevando la tarde
más allá del telón
más allá del paisaje de Tu creación,
ahora que ya está el alma serena
y se ha ensanchado la respiración.
El corazón se acompasa al invisible aliento:
en un instante transparente
del otro lado del telón
me haces un guiño.

La tarde

El cielo de la tarde

transparente y profundo

avanza en mi retina;

el sol besa con besitos de plata

las hojas alegres de los chopos.

Yo me salgo al balcón

y me dejo abrazar

por el aire sensual,

este aire dulzón, embalsamado.

Una vez mas doy gracias

por el perfume amable

de Tus regalos.

La visitante

Extiende los brazos:

ha llegado la penúltima invitada.

Abriéndose paso

el hacha amarilla de cuarto creciente

abre la cortina de la noche.

Allí estaba.

Hacha de luna afilada

que ha venido lamiendo, osada

la temblorosa piel del mar.

Los dos amigos

Esa amistad que una y otra vez

inocente me ofreces, me regalas,

es para mí un dulce exquisito,

un delicado pastelito, un dardo

que guarda en su centro un sutil veneno.

Quisiera yo estar tejiendo un tapiz

con tenues palabras entrelazadas

y fuera tu sonrisa a posarse en él.

Quisiera deslizar bajo tu piel

alfombras placenteras,

almohadas de caricias y suspiros,

y fuéramos juntos

a levitar en la música o soñar.

Quisiera poder invitarte

a vagar juntos

por las amplias laderas de la mente

o juntar nuestras sienes

para asomarnos al mismo telescopio,

y que, cuando el corazón

fuera a fundirse

con el corazón, no hubiera

altísimas vallas,

desoladoras

murallas.

Quisiera yo poder amarte libremente.

Y si no puede ser, quisiera al menos

que no se borre del todo, sueño,

tu rastro de mi horizonte.

Los espejos

El yo reflejado en los espejos

poliédrica fractura

plasmada desde tantas perspectivas.

¿Se construye la identidad

a través de la imagen

de uno mismo reflejada

en los otros?

Otra tarde

Te agradezco amigo

el afecto que me has mostrado:

exquisita emoción de los encuentros

(como secretos adolescentes)

cada vez primera sorpresa

descubrimiento

fascinante aprendizaje.

Te agradezco amigo

la delicadeza

las atenciones,

desperezar las sensaciones

que creí dormidas para siempre.

Era para mí un regalo

amarte.

Oyendo a Camarón

Decían tus ojos no,

decían tus labios sí,

decía tu frente: no.

Y yo te quise burlar,

responder a la traición,

y aun hoy

aun hoy lloro por tí.

Mi corazón estrujado

no te lo quieras quedar:

déjalo convaleciente

de tu amor dulce y dañino,

veneno dañino y dulce

que me venía a matar.

 

Sal marina [1]

Me he venido a la playa

para celebrar la noche del mar.

Filtran las nubes grises

los faros de un avión a baja altura,

deslizándose por las lomas del Garraf

se hunden tras el horizonte

tras el mar intenso, inmenso.

Después, acostada en la arena

me dejo acunar

por la incesante música del mar.

Los caminos de luces

tiritan en el alero de la costa

y al frente, una hilera de estrellas

faenando en la noche

dibuja su espejo en alta mar.

He venido a recibir

en el alma

y en la cara y en toda la piel

el beso de sal del mar.

(¡Sal del mar, niña,

que salgas,

niña, pero a dónde vas, no te metas más adentro,

mira que te vas a ahogar!).

 

Shukrulillah

Me he venido a este banco

al parque del Oeste

me ha sorprendido

justo llegar a un suntuoso regalo

de terciopelo rosado y amarillo,

verde y azul.

Puesta del sol.

La gradación cromática

acaricia la retina,

respiro hondo y la mirada

descansa perdiéndose

con el vuelo de los vencejos

altos en el horizonte.

Gracias de nuevo por este aire

que ahonda los pulmones

y los pensamientos,

este aire que invoca al Amado.

Me regalas esta profundidad de campo

para mirar

me deleitas con todos estos planos

de arbolitos distintos

de verdes contrastados, graciosamente

esparcidos

por la ladera.

Lo bañas todo con esta luz dorada

y con tu polaroid secreta

grabas en mi corazón una instantánea

de eternidad.

Amante cariñoso

de mis sentidos.

Si pudiera

Si me rozara

la cercanía,

si pudiera aproximarme,

si el microscopio espiritual

me dejase atisbar

lo que eres,

se derretirían los caudales

de este glaciar en que me encuentro,

desmelenándose

a raudales

mi penuria interior.

Solo sabemos

Solo tenemos una vida

solo una realidad, y

la sola vía accesible

es la unificación.

Desconocemos la duración

del prólogo.

En el bosque del laberinto

nos guiará

el hilo del decreto.

Sabemos que algún día

traspondremos el dintel

de la Presencia.

Stress

Amigo estas vacaciones

me gustaría poder descansar.

Estas vacaciones me gustaría

retirarme al mí mismo,

de cualquier otro alejarme,

apaciguar mis manos,

encadenarme al círculo interior

atarme a mi silencio

abandonar contactos, eliminar

interferencias,

renunciar a toda incursión intelectual,

dejar laxa esta mente galopante

apagar la incandescente trama,

descansar.

Adormilar los miembros, pensamientos,

preocupaciones, obsesiones,

bajar el párpado del corazón.

Reducir el volumen de la tromba de estímulos.

Contener la avalancha poderosa

que este canalillo no puede absorber...

Tiena

Llega la brisa y pasa

peinando el tronco del almez

y mi dorso expandido

en agradecimiento:

se abre mi pecho al recibir

la tibia bocanada de aire perfumado.

El amplio eco del valle

y sus redondos olivos conformados

abraza la mirada.

Últimos coletazos

Cansada de discutir

cansada de escuchar

cansada de esperar

cansada de aceptar

cansada de responder

cansada de terciar

cansada de explicar.

Cansada de sobrevivir

al desaliento.

Luchando a brazo partido

cargada de razones

denodadamente braceando

impotente.

Viaje

Manaban las palabras
como gotas de temblorosa
sinceridad destilada:
regalos inesperados.
Sobre la calurosa noche urbana
viajábamos en tu alfombra.
(Y, viajando,
me reía por dentro
recordando al venerable sabio:
los estados de necesidad
son alfombras
cargadas de regalos).

Anonimo 1999


[1]   Poemita de la niña sonámbula de Castelldefels

www.an-nisa.es 2010