Entrevista con Mercedes Rico Carabias

 

 

 

 

 

 

 

 

Nació en Madrid en 1945, diplomática de profesión, es licenciada en Ciencias económicas, con 59 años, se dice encantada en el Ministerio de Justicia, porque estaba "un poco aburrida" de Exteriores. Fue nombrada Directora General de Asuntos Religiosos, el día 7 de mayo pasado.

 

 

An-Nisa:  ¿Cómo encontró la situación de las Confesiones religiosas cuando tomo posesión de su cargo?

 

MR: Encontré un marco legal muy adecuado, constituido por los Acuerdos entre el Estado y las Confesiones Religiosas de notable arraigo en nuestro país, es decir, con las Comunidades Islámicas, con los Evangelistas, y con los Judíos, aprobadas por una ley de 1992, pero esos Acuerdos de Cooperación estaban vacíos. Su desarrollo se congeló, y no se hizo el menor esfuerzo para dotarlos de contenido real.

 

An-Nisa: Según su opinión, ¿se esta logrando que no exista discriminación con las confesiones no católicas?

 

MR: Es un objetivo de este Gobierno, que deriva de una obligación constitucional, aunque para lograr una situación de igualdad, entre todas las confesiones, se requerirá mucho trabajo, porque se parte de una herencia histórica de prevalencia de la Iglesia Católica, y una situación de privilegios, que se explica por la situación de confesionalidad católica anterior, durante siglos, lo que ha dado como resultado que, incluso hoy, la mayoría de los creyentes españoles sean católicos. También hay que considerar, el poco tiempo que existen legalmente las demás confesiones. Tenga en cuenta, que las otras confesiones no católicas, nacen legalmente a partir de 1980, con la promulgación de la Ley de Libertad Religiosa.  Ahora, socialmente hablando,  la situación es mejor para conseguir la igualdad. La pluralidad religiosa se acepta por la sociedad española como una cosa normal.

 

An-Nisa: ¿Cree que las religiones pueden ser un factor de cohesión social, con un valor que debe proteger el Estado?

 

MR: Decididamente, si. La religión, para los creyentes, es útil, y pueden aportar cosas muy positivas a la sociedad. Todas las religiones, que yo conozco, se dirigen a una mayor inter-acción con sus semejantes. En España, concretamente, el Islam tiene un papel esencial en la emigración. Es un buen instrumento para suavizar y mejorar las duras condiciones de vida de los emigrantes, por poner sólo un ejemplo. Hay una gran necesidad de conocimiento mutuo y de interrelaciones entre las distintas confesiones.

 

An-Nisa: Usted, es la primera mujer que se ocupa de la Dirección General de Asuntos Religiosos; después de cinco meses al frente de la Dirección, ¿ha encontrado un ambiente misógino entre los religiosos?

 

MR: Mentiría si dijera que sí. Al revés, he encontrado una gran comprensión, que quizá no tenga nada que ver con mi persona, sino con las expectativas positivas y la confianza en la buena voluntad, que las Confesiones han puesto en el actual Gobierno Socialista.

 

An-Nisa: ¿Se ha entrevistado con alguna mujer dirigente religioso de las cuatro confesiones religiosas reconocidas de notable arraigo en nuestro país?

 

MR: Aparte de la musulmanas, en otras confesiones de notable arraigo, no. Sí que han venido a verme mujeres budistas.

 

An-Nisa: ¿Ha detectado que los dirigentes religiosos mantienen la participación de la mujer en condiciones de paridad?

 

MR: Las mujeres están poco representadas en las confesiones religiosas. No hay paridad, ni en la Iglesia Católica, ni en ninguna otra.

 

An-Nisa: Sin inmiscuirse en el autogobierno de las confesiones, ¿cree que el Gobierno debería impulsar la revisión de los postulados no democráticos de alguna de ellas, por ejemplo, en asuntos de clara discriminación de la mujer y en la falta de democracia interna?

 

MR: El Gobierno debe respetar la organización interna de las confesiones. Cada confesión tiene su propia organización en la que no debemos interferir. Aunque, es verdad, que nos gustaría que los Principios Fundamentales de nuestro Ordenamiento Jurídico, como el de Igualdad entre hombre y mujeres, estuvieran presentes en la organización de las confesiones.

An-Nisa: El Gobierno aprobó el pasado día 20 de octubre, viernes,  la creación de la Fundación Pluralismo y Convivencia para el desarrollo de la libertad religiosa. Es la Fundación que tratará de mejorar la situación en que se encuentran las confesiones religiosas minoritarias, y que al día de hoy, es claramente discriminatoria, catorce años después de que el Estado firmara con ellas los acuerdos de cooperación de 1992. ¿Cree que esta medida será suficiente para acabar con la discriminación que dice existir?

MR: La creación de la Fundación no acabará con la discriminación, pero, es un paso importante para mitigarla, y en el futuro, puede seguirse en esta línea. La creación de la Fundación tiende a mitigar la situación actual, pero, se crea con vocación de transitoriedad, en tanto no se resuelva la cuestión de la autofinanciación de las confesiones religiosas, que es el objetivo pactado con el Estado.

An-Nisa: ¿Cree que existe un fundamentalismo laico, en países de la UE, como Francia, que esta influenciado en nuestro país?

MR: No sé si llamarlo fundamentalismo. El caso francés es único. Allí se entiende el laicismo de forma radical, con relación a los signos externos religiosos, es una manera peculiar de entender el laicismo. No es transportable a nuestro país, porque cada país tiene sus propias normas, que derivan de su propia historia. La laicidad no es incompatible con el pluralismo religioso, en nuestro caso, el hecho de que las confesiones religiosas avancen en una mayor laicidad, no puede ser negativo. En nuestro país, es perfectamente viable con nuestras leyes, y ayudaría a la pluralidad religiosa. Piense, que es mejor no aceptar ningún símbolo religioso, en las instancias oficiales públicas, a tener que imponer muchos de ellos, uno por cada una de las confesiones que se consideran de notable arraigo.

An-Nisa: ¿Que consejo daría a los dirigentes de la Confesiones Religiosas?

MR: No creo que mi papel sea dar consejos. Creo imprescindible el dialogo continuo entre los dirigentes religiosos y el Estado. Estamos en un momento delicado para los musulmanes, por los acontecimientos mundiales, y nacionales, y el Estado  debe hacer de intermediario entre estos y la sociedad. Hay que hacer pedagogía con la sociedad, acerca del Islam y las demás confesiones religiosas. Mi deseo personal es, ver a un Islam cómodo, democrático, y que se identifique con los derechos fundamentales de esta sociedad.