Sudan pone fin a veintidos años de guerra civil

La guerra de Sudán es la más larga de África, son ya 22 años de conflicto bélico y a llegado a su fin.

En el acuerdo firmado ayer, prescribe que la ley islamica no será aplicada en el sur durante seis años. Tras ese periodo, los habitantes del sur podrán votar la separación del norte. Si permanecen unidos se formará un solo ejercito y se repartirán las ganancias por las ventas del petroleo. La crisis de Dafur ha quedado fuera del acuerdo.

Las pérdidas humanas y materiales son incalculables, los refugiados y desplazados se cuentan en millones. La población negra del país más grande del continente africano ha sido reducida a vivir en una miseria inhumana y denigrante por el simple hecho de contar con una raza y creencias religiosas diferentes y de encontrarse en medio de una guerra que muchos no entienden.

Las causas de esta guerra son diversas: el Gobierno, ubicado en el norte, se esfuerza por implantar en todo el país el Islam y su legislación; los derechos humanos de los negros del sur son violados sistemáticamente y los beneficios del desarrollo se quedan, casi en su totalidad, en el norte.

Después de 17 años, la primera etapa de la guerra de Sudán llegó a su fin con el acuerdo de Addis Abeba, en Etiopía, firmado el 27 de febrero de 1972. El Acuerdo garantizaba el nacimiento de una nueva etapa en la vida de Sudán, basada en la paz, la igualdad, la justicia, la libertad religiosa y el desarrollo. Pero por desgracia este pacto no fue respetado, sólo quedó en el papel.

Los diez años siguientes al acuerdo de paz, la situación se fue deteriorando en la medida en que los grupos fundamentalistas islámicos presionaban para transformar el país en un Estado islámico. Finalmente, la legislación islámica fue impuesta en todo el país, el árabe siguió siendo el idioma oficial, la violación de los derechos humanos de la población negra del sur se volvió sistemática de nuevo, los programas de desarrollo humano que se obtuvieron como consecuencia del acuerdo de paz fueron concentrados en el norte del país y los servicios sociales llegaron al sur de una manera tan mínima e insignificante que no marcaron ninguna diferencia en la vida de la gente.

Unido a lo mencionado con anterioridad, el descubrimiento del petróleo integró un elemento nuevo al conflicto. El Gobierno intentó mover más hacia el sur la línea política que señala las fronteras entre el norte y el sur con el fin de reducir el territorio negro y tener mayor acceso a los recursos petroleros que se ubican, casi en su totalidad, en las tierras del pueblo nuer, en el sur. Las reservas probadas hasta ahora son de diez billones de barriles de petróleo crudo y tres trillones de pies cúbicos de gas natural.

Fue en marzo de 1983 que el conflicto bélico se reanudó en Sudán con la formación del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (siglas en inglés: SPLA), debido a las razones mencionadas antes. Esta etapa de la guerra ha sido más violenta y mortífera que la anterior debido a la utilización de armamento moderno y más sofisticado, el uso de grupos paramilitares, y la utilización de ayuda humanitaria y alimentos como armas de guerra por parte del Gobierno.

Existe una gran cantidad de libros y artículos de revistas y periódicos basados en una infinidad de documentos que demuestran lo anterior, por ejemplo: Burr Millard J. y Colllins O. Robert, Requiem for the Sudan, war, drought, and di-saster relief on the Nile (Requiem para Sudán, guerra, sequía y ayuda humanitaria en el Nilo), Westview Press, 1995, United States of America.

Otro elemento que incrementa la violencia son las divisiones étnicas y políticas entre los pueblos de sur. Por último, las sequías y las inundaciones que Sudán ha padecido durante los últimos años han añadido sufrimientos y muerte a la población civil afectada por la violencia. Suman ya más de millón y medio los fallecidos como consecuencia de esta guerra y sus efectos colaterales como el hambre y las enfermedades

El Gobierno de Sudan y los rebeldes firmaron un acuerdo de paz despues de tres años de negociaciones, respaldado por los Estados Unidos y la UE y la ONU. "Este acuerdo cambiará a Sudan para siempre y traera la democracia y la unidad", dijo John Garang, jefe de los rebeldes.