Una experta en Al Qaeda, que compareció ayer en
el juicio que un tribunal de Hamburgo sigue contra Mounir el Motassadeq
-uno de los principales inculpados en los atentados del 11-S-, daba cuenta
del funcionamiento de los mismos.
Dar muerte a norteamericanos y a sus aliados sería
obligación de todo musulmán, y uno de los principios fundamentales
de la red explicaba ayer la experta en terrorismo de Al Qaeda. Los hombres
que querían acceder a semejante formación debían
presentar antes una carta de referencia de un personaje conocido en los
círculos extremistas.
Al parecer, además de aprender a utilizar armas
de fuego, a los discípulos se les preparaba para manipular explosivos
y productos químicos. A la preparación física se
le sumaban estrategias para afrontar interrogatorios policiales y procesos
judiciales.
El material didáctico utilizado en estos campos como preparación a la yihad o guerra santa, era un «manual terrorista» en el que, por ejemplo, se detallaban los pasos a seguir para construir una bomba.
El líder de la red terrorista, Osama bin Laden,
habría dispensado al parecer varias visitas a los campos, donde
también recibían adoctrinamiento religioso, para pronunciar
arengas ante sus combatientes.
La narración de la agente ayer en Hamburgo viene
a confirmar las declaraciones de otros muchos inculpados, que reconocieron
haber pasado por uno de los campos afganos, que según la Oficina
Alemana de Investigación Criminal ( BKA), llego a recibir unas
70.000 personas.
Es el caso de Motassadeq, que en el primer proceso abierto en su contra no sólo admitió sus simpatías por el fundamentalismo islámico, sino también su paso por uno de los campos. El marroquí fue condenado en 2003 a 15 años de prisión por complicidad en la muerte de 3.000 personas y pertenencia a banda armada.
No obstante, la sentencia contra el presunto integrante
de la célula de Hamburgo, que habría participado en la preparación
de los ataques de Nueva York y Washington, fue anulada el pasado marzo
por un tribunal superior germano. Este consideró que se habían
ignorado pruebas posiblemente exculpatorias, como las declaraciones de
Ramsi Binalshib, considerado coordinador de los ataques y retenido por
Estados Unidos.
La imposibilidad de obtener tales testimonios llevó
finalmente al Tribunal Supremo germano a ordenar la repetición
del juicio. En el segundo proceso que comenzó el pasado mes de
agosto, Motassadeq ha preferido guardar silencio mientras que la Fiscalía
le acusa de haber prestado apoyo a la célula de Hamburgo. La sentencia
está prevista para el mes de febrero.