Vil Laden vota a Kerry

Omar Ribelles


“Ese careto Wuahabi que babea por las comisuras de los labios”


Flojito, muy flojito, incluso oligofrénico, el musulmán que tiene un algo de consideración por ese espantapájaros que no llega a categoría de muñeco del Osama Vil Laden. Vil creación de los americanos para meter a los rusos en la ratonera de Afganistán, nada que ver con Islam. Los otros, los que no son musulmanes, forjados en mente y espíritu a golpe de influjos de películas de Hollywood y anuncios de televisión, es natural que vean en el Vil Laden la quintaesencia de lo que los del norte quieren que sea un miserable fanático musulmán, líder espiritual además y por supuesto sádico criminal engañabobos. Ven, abducidos como están, lo que su propia propaganda quiere que vean. Las cosas como son.

Ingenioso el guionista, ese colectivo de Hollywood que escribe para el terrorismo intraestatal americano, y que para la elección del martes ha vestido, con sus barbas más largas, al Vil Laden a la ropilla blanca embozada con capa dorada Wuahabi, y, tras un atril al estilo electoral americano (para que los americanos entiendan el mensaje), le ha puesto a hablar a los votantes de Bush y Kerry. Ya vimos a los Gary Cooper hacer de todo en la pantalla, estamos acostumbrados, pero hay que reconocer que tienen gracia, es de alucine, esta vez han puesto al artista de turno de charreta con los votantes, así, la víspera de las elecciones, qué menos que pedir el voto para alguien. Vil Laden pide el voto para Kerry, ese tío igualito que Bush pero con la cara más pastosa. Te das cuen?

Los musulmanes, los que sabemos que no hay ni fanatismo ni suicidas en el Islam, vemos, tras esas repugnantes barbas del cariacontecido Osama Vil Laden, escondidos por los del norte, muchos millones de afganos muertos por silenciosa hambre (y bombas margarita), cientos de miles de iraquíes muertos por la aviación americana aun antes de la gran ofensiva anunciada a las Fallujas, y más, mucho más, heridos incluidos, que nos vemos forzados a ignorar. A los que por solidaridad humana un solo herido nos afecta, el burdo espantajo del Osama Vil Laden nos pone de los nervios. Muy canallesco este sucio genocidio que se han montado los Neoconservadores americanos ayudados por sus hermanos de mala leche, los tradicionalistas ingleses. Bush, Blair y José María Aznar y Pelayo.

En su discursito electoral a los votantes americanos — filmado profesional en estudio de los buenos que parece mentira que no me lo localicen con tanto satélite, presupuesto y tiempo que tienen en Planeta Tierra tan pequeño — va y el Vil Laden se declara autor de los atentados del 911 que causaron aquellos 3.000 muertos en América y se puso a elogiar, el que va de espantajo fanático fundamentalista, al glorioso comandante de los 19 suicidas, Muhammad Atta, ese tipejo que pintan de fundamentalista islamista devoto y suicida fanático efectivo pero que, explicannos que para disimular, consta muy fehacientemente que comía cerdo a dos carrillos, resoplaba coca cola mezclada con todo tipo de alcoholes fuertes y se pirraba por los encantos de los nightclubs y del top less, amen de más historietas que no me caben contar en mi escaso tiempo de escritor. Para pasarle votos a Kerry, da el Vil Laden, también, las gracias a Bush por, una vez enterado de los impactos en las dos Torres gemelas a las 08,46horas y a las 09,02horas, haberse quedado leyendo cuentitos de cabritas a los niñitos de aquella escuelita en Florida y así darle tres veces más tiempo para poder hacer los complejos terrorismos del 911. Aquí, en estas gracias a Bush con “explicatio non petita”, se le ve todo el plumero al malvado guionista colectivo de Hollywood que trabaja para el terrorismo intraestatal de Bush. Cualquiera con un muy poquito de sentido común, puede llegar a entender que los terroristas que impactaron sus aviones en las Torres y en el Pentágono, planificaron con mucha antelación toda la jornada, tiempos y movimientos, sabiendo con total seguridad que la aviación americana, con mucho la mejor del mundo, no se movería para nada de las docenas de bases con sus buenísimos radares de lejano alcance que rodean a Nueva York y Washington y que los poquitos cazas que salieran, estúpidamente tarde por supuesto, irían a menos del 25% de su velocidad de caza normal. Eran las 09,00horas cuando Bush comenzó a leer el cuentito de la cabrita a los niñitos de la escuelita de Florida, el avión que supuestamente se estrelló en el Pentágono a las 09,40horas, estaba dando la vuelta en el lejano Kentucky para enfilar ya secuestrado, to tieso, Washington y pasarse 40 minutos, 40, volando muy lentamente por encima de docenas de flamantes bases militares con los motores de sus rapidísimos cazas calentitos y en marcha. Esta incongruencia que hasta los más idiotas entenderán algún día, o no, es lo que el Vil Laden trataba de ocultarles a los votantes americanos el pasado viernes en su espiche y de paso pasarle los votitos a Kerry. O, ponérselos a la contra, en la cestita de Bush. ¿Qui lo sa?, la ingeniería electoral tiene su propia dinámica comprensible sólo para pastores de masas abducidas.

Repito, intentad entender lo que os digo, sacudiros un poquito el lavado de cerebro que lleváis encima, esforzaros, haced la buena obra del día con vosotros mismos y tratad de comprender de una vez por todas que en contra de lo que le dice Vil Laden a los americanos en su aliño: los terroristas de las Torres y del Pentágono sabían de antemano a ciencia cierta y así planificaron de antemano la complejísima operación militar de aquel día, que la aviación americana no se movería de sus bases y dejaría hacer — dormitaría sin inmutarse, radares apagados — largísimos trayectos a los suicidas con los aviones secuestrados. Dejar inmovilizada a la aviación americana, pararle todos sus rapidísimos automatismos perfectamente reglados desde el tiempo de la guerra fría con los soviéticos, algo inconcebible por imposible, buenos sueldos y mejores medios a costa de presupuesto sin límite para los aguerridos militares yanquis, solo se puede hacer mediante órdenes muy expresas dadas por los señoritos con la máxima autoridad y poder. Esos señoritos especialmente celosos que le pusieron al Bush la cara morada, como de mujer maltratada, y que luego le obligaron a que la enseñara en la tele contando, en clave de maruja avergonzada por la paliza del macho, lo del desmayo por la galletita atragantada.

Desocupada lectora que me lees, muchas cosas trato de decirte entre estas mis enfebrecidas palabras, claro te dejo que estoy contra el maltrato, quédate solo con aquello que tu estómago pueda digerir, y, por Compasión humana simple, te pido un minuto de silencio al día en recuerdo de los muchos millones de afganos y afganas que murieron de hambre por esas Torres que dicen, aunque no precisan cómo, echó abajo ése, impotente a todas luces, careto Wuahabi que babea por las comisuras de los labios y que no es otra cosa que un muñeco de feria de diseño, engañabobos repito, que los americanos elaboraron para justificar el genocidio de musulmanes que vivimos. Allâh les maldiga.