Teofanía viviendo entre teofanías

Omar Ribelles

Un amigo, de esos que recorre el camino, tuvo a bien puntualizarme con rigor en mis balbuceos de “Akrabu” y me envió email de esos que van directos, de teofanía a teofanía, al centro de lo único que importa y de lo que nos tenemos que dar cuenta algún día, Inshaallâh. Teofanía es bellísimo término que no suele aparecer en los diccionarios. Término muy especializado que significa mucho: “aparición o manifestación patente de la divinidad”. Dicho sea de paso, Henry Corbin, citando siempre a Ibn Arabi en su magnífico libro “La imaginación creadora”, concluye muy razonadamente, para toda la eternidad, que “el ser femenino es la teofanía por excelencia”.

Dice así, no tiene desperdicio, mucha Compasión entre lineas: “El que tiene a lo Real delante y detrás, a derecha e izquierda, arriba y abajo, dentro y fuera, ¿que puede decirse de él sino que ve Su infinita teofanía en todas direcciones y que su interior también es como su exterior? Ése que ve Eso acaba reconociendo que es una teofanía viviendo entre teofanías. Todo lo demás, es tan inexistente como los cuernos de las liebres. No puedo dejar de pensar en la infinita humildad de Allâh, Él que es Todopoderoso, Creador de los cielos y la tierra, Señor de todos los universos visibles e invisibles, el Primero asume también la posición del Último. Pudiendo dejar anonadados a todos los existentes con Su excelsa Presencia, se sume en el anonimato más absoluto. Allâh no se pone ninguna medalla y Sus profetas tampoco. En vez de aparecerse a todos y cada uno y decirles "Soy tu Creador" para que caigamos completamente postrados, se oculta en una nube de luminosa oscuridad y atronador silencio. Más cercano que nuestra vena yugular y no se nos impone. Al malo, le deja ser malo. Al bueno, también. Se manifiesta incluso como cada ateo y lo ama igualmente. Su amor desconoce las cantidades y las identidades. Es cierto, nos ama a todos igualmente, con la misma fuerza, a buenos y a malos. Nosotros —que cada vez tenemos que parecernos más a Él— también acabaremos amándolos a todos. ¡Qué fuerte! Eso significa, por ejemplo, que Isha expulsa a patadas a los mercaderes del templo con toda la paz y el amor del mundo. ¿Qué somos nosotros al lado de Eso? Nada. Él nos insufló Su hálito para que esta nada fuese. Él es como era y no había (ni hay) nada con Él”.