Los clónicos del imam de la Meridiana

Omar Ribelles

Asintieron alborozados, la prensa, la Rahola y Duran Lleida se sorprendieron al comprobarlo, que con varita fina en manos y pies, fríamente, los hombres podían pegar a las mujeres y preferible el daño psíquico y moral al daño físico. Tuvimos que negarlo radicalmente con el sentido común, la gramática y la Academia española de Jurisprudencia islámica. Avisé que lo de los imames clónicos daría mucho que hablar: se empieza pegando a las mujeres y se acaba mal, muy mal. De momento, el autonombrado imam de Sabadell ya está alabando en la prensa y supongo que en el púlpito ese que se ha hecho con bricolaje, los buenos métodos de Hitler con la cuestión judía. Pormenoriza que Hitler hechaba insecticida sobre los gusanos para que creciera Alemania. Terrorífico, pero hay que entender a los humanoides. Este clónico de Sabadell es un inmigrante marroquí que se gana la vida de matarife en un matadero en Barcelona y que ignora tres cosas:

1. Islam.
2. La sociedad en la que vive.
3.Que no conviene desearle a nadie la muerte mediante insecticidas organofosforados.

Un tío que está de matarife en un matadero puede llegar a pensar en promocionarse para escapar de sangre y moscas y éste lo hizo pensando en colocarse de imam (vía religiosa clásica). Empezó a currarse el asunto hasta que puso un local que está debajo de su piso de mezquita. Causó desagrado expreso en algunos musulmanes su campaña implacable para ser imam. Causó risa la unión de su piso con la mezquita y se le vió como cabal hombre de negocios cuando junto a la mezquita puso un local para los parroquianos en el que se puede comprar de todo: carne, perfumenes, etc. Seamos humanos, este buscavidas que se hace con un imamato, una mezquita, una carnicería bazar y sigue de matarife lo que busca es espacio para proseguir su ascenso social y ha visto el punto publicitario. Ruiz Mateos se vestía de superman y le tiraba tartas a la Preysler de Porcelanosa. Este clónico de imam no da puntada sin hilo, es un águila, lo da el oficio, como matarife observa las íntimas reacciones de los que van a morir y como imam jula a los parroquianos desde el púlpito, integra con el telediario y conecta la tragedia palestina con lo del spray de Hitler a los “gusanos”. Sabe que cuanto más follón más publicidad y cuanta más publicidad más ventas y más triunfo social. Un trepa impresentable. Todos en el planeta Tierra, hasta los esquimales y las monjas de clausura, saben exactamente lo que significa alabarle a un periodista lo de Hitler con los judíos, cuanto más un matarife cínico que quiere confirmar su plaza de imam con sueldo y la botigueta en Sabadell.

Son los imames a sueldo un saco de malicias. Casta sacerdotal al loro donde no la hay. Un a modo de curitas franquistas consiliarios de los inmigrantes españoles en la Alemania de los sesenta. Los catalanes y sus periodistas, casi atónitos, les están comenzando a coger el punto. Pronto, son espabilados los catalanes, se darán cuenta que vienen estos imames clónicos de países sin ninguna democracia y hasta con monarquías de las de Felipe II, o de los mataderos. Debajo de las barbas, ya les empiezan a ver aquel bigotito tan facha a modo de cepillo con connotaciones sexuales, y, pronto, seguro, verán la procedencia de las pelas que traban sus lenguas y les dan ese peculiar modo de hablar. Trepas en busca de pelas que sacan a los más pobres y explotados de la comunidad. No son los clónicos del imam de la Meridiana nada más. Rango espiritual ninguno. Auténticos invasores sin escrúpulos. Su psicología es la del parásito que no duda en matar a su parasitado para vivir él. Vendidos, están a sueldo de potencias extranjeras con ánimo de meter mano en asuntos internos españoles. Como botón de muestra más reciente, véase el pucherazo dado en el proceso electoral de la FEERI, monitorizado desde el Centro de la M-30 a punta del dólar de doscientas dos pesetas.

El Islam no es religión, no padece casta sacerdotal intermediaria entre el hombre y Dios, es un din del que no se puede vivir (se vive del trabajo) porque vivir del din es vivir de la sadaqa y eso significa vivir de los pobres. Es un haram muy serio vivir del din. Muhammad, el enviado de Allâh, prohibe a su propia familia vivir de sadaqa ya que equipara la sadaqa a la impureza de la gente, a lo que le sobra y ésta solo la toma el necesitado que no puede elegir. El que puede elegir vive de su trabajo. El imamato no es un trabajo. Tanto bombo para los imames y la verdad es que en el Islam son solo un miembro más de la comunidad. En puridad el imam es un hombre que no existe: en el salat solo existe el hombre y Allâh, nada más, el imam tan solo está allí como aspecto fenoménico de organización. Es un igual entre iguales, jamás un primus inter pares. La palabra imam procede de “amama” que significa ponerse delante, los que hacen el salat tras él le corrigen si se equivoca. Una famosa compilación de pensamiento islámico del siglo X, la •aqîda tahawiya dice que el salat es válido sea quien sea el que lo encabece, incluso un criminal. No importa la categoría espiritual del imam, no obsesiona a los musulmanes buscar al más bueno. En cada salat se empuja al más viejo o al que parezca mejor, no hay escrúpulos y nadie piensa en el imam durante el salat.

El dinero, esa pastizara que siempre nos recuerda a Umbral, no es una categoría espiritual. Efectivamente hay miserables con dinero y sin rango espiritual a los que nadie puede impedir que monten una mezquita, o muchas, cual granjas en franquicia, y se pongan de imames. Lo del énfasis con lo de los imames es una estrategia de control de los dueños de la pastizara. Se les profesionaliza para controlarlos con unas perrillas. Tambien es campaña de imagen, usada por interesados contra el Islam. Porque si no lo evitamos, hablar de Islam terminará siendo hablar de imames. Es un perverso intento de los altísimos estrategas para llegar al esquema católico: la ignorancia de los fieles, el yo sé y tu no sabes nada, el yo soy el intermediario que administra misteriosos sacramentos de altísima tecnología. Acabarán estos imames zampabollos, clónicos ellos, perdonándonos los pecados. La curia del Vaticano está a punto de comenzar a facturar a los sauditas de Rábita los royalties de su Know how.