La parisina mentirosa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Omar Ribelles

 

 

Todas las mentiras son malas. Precisa el Profeta, sobre él la Paz, que en su comunidad no hay mentirosos, es decir, el que miente no es musulmán. No hay excepciones ni atenuantes, el que miente no es musulmán. Los cristianos también  incorporan la mentira a sus flamantes diez mandamientos y así me lo enseñó mi madre cuando, de niño, en casa, me daba la doctrina cristiana que tanto bien me hizo para entender el Islam. Entre la gente bien se sabe que las mentiras no son buenas, tienen las patitas cortas y una mentira lleva siempre a otra. La gente mal miente, así esa parisina que el otro día contó una mentira y armó la mundial.

 

En resumen la cosa es más o menos así: una tía va y dice por el morro que en el metro de París se metieron con ella sola, seis tíos con mala pinta de norteafricanos, seis. La llamaron judía no lo siendo — solo vive en un barrio de París con muchos judíos y, creo, lleva a su niña a escuela judía— y la pintaron en barriga y nalgas unas crucecitas gamadas para oprobiarla. A resultas de esto la tía ésta va y lo denuncia y durante 36 horas se arma el despiporre en toda la prensa, radio y televisión, la caraba: que si hay antisemitismo en Francia, que si los cinco millones de norteafricanos, franceses o no, en pandilla, se meten con las tías solas, que si los musulmanes son malvados. Hasta el Sharon se pone a decir, voz en grito, en todos los medios, que los 600.000 judíos franceses se dejen Francia y se vayan a vivir a Israel, que les hace sitio. Que el antisemitismo en Francia es intolerable y se asalta, incluso, a las tías en el metro. Ojo, hasta Sharon entra en danza insultando ni más ni menos que a la más que seria y formal Republica francesa por dejar a los norteafricanos en pandilla oprobiar en el metro a las tías con vecinos judíos. Bueno, un horror. Un follón de mucho cuidao con los norteafricanos de malos malísimos y los judíos de mártires perseguidos.

 

Lo que pasó es que a las 36 horas, en el paroxismo, se descubre totalmente a las claras y sin ninguna duda de que todo es infame mentira. Los 5.000.000 de norteafricanos en Francia, musulmanes o no, van a su bola y no se meten con nadie y menos con las señoras. Se acepta que a la tía del metro la habían preparado por lo profesional, de artista, un numerito para hacer propaganda antimusulmana y a favor de los pretendidamente perseguidos judíos. Se descubre la mentira, se dice y a raíz de ello, mutis. Silencio absoluto. Sin comentarios.

 

Está claro que Francia no se deja y cuando el Sharon se puso de berrea a bramarla como en él es habitual, el Presidente francés muy en su grandeur, no soporta que le chillen, le dio el corte, tiró de la manta y dejó al descubierto la mentira de los que se inventaron el numerito. Pasa continuamente, nos tienen baldados a base de infames mentiras como esta y mucho muchísimo peores. Justifican así lo injustificable. Esta vez, los diseñadores de mentiras tuvieron un pequeño error de cálculo, maltrataron a la Francia y quedaron al descubierto. Lamentablemente la mayoría de las veces cuelan la mentira y a sacudir. Los que más estopa reciben de esta guisa, los palestinos, ya casi sin tierra.