“Akrabu…”

Omar Ribelles

En alguna de sus cartas Sheik Darkawi cita una de las Ayat más significativas del Surat “El Hierro” que viene a decir: “Lo que está en los cielos y en la tierra glorifica a Allâh. Él es el Poderoso, el Sabio. Suyo es el dominio de los cielos y de la tierra. Él da la vida y da la muerte. Y es omnipotente. Él es el Primero y el Último, lo Interno y lo Externo. …Está con vosotros dondequiera que os encontréis” Corán (57, 1-4). En su comentario siempre agudo el querido Sheik Darkawi nos dice que es fácil entender que Allâh es lo Primero, lo Último y lo interno, lo difícil es entender y aceptar que Allâh es lo Externo. Vamos, un meollo de meditación para toda una vida. Vosotras mismas. Estamos a solas con el Mashallâh.

Allâh, en el Corán, a los musulmanes, nos enseña de todo, también a expresarnos. Los musulmanes de los primeros tiempos, como los musulmanes de ahora, captaban pequeños fragmentos del Corán que hacían suyos, no eran ni letrados ni gramáticos, se contentaban — nos contentamos — incluso con un solo Ayat. Algo de lo que se bebe y se come. El que lo vive, se lo bebe y se lo come, sin más. Es concreto, no es ni idea, ni concepto, ni doctrina. Se profundiza y profundiza sin final, con calma, toda una vida, buen compañero de viaje. Sayidna Ali, el que tras Jadiyya fue la segunda persona en aceptar Islam, afirmaba que: todo el Corán estaba contenido en el Surat Al Fatiha, todo el Surat Al Fatiha contenido en el Bismilahi Rahmani Rahim, todo el Bismilahi Rahmani Rahim contenido en la letra árabe ba, y toda la letra ba contenida en su punto diacrítico. Allâh es el punto en cada letra. No es poco.

Allâh encanta a los musulmanes cuando nos dice tan bonito en el Corán: “Sí, hemos creado al hombre. Sabemos lo que su mente le sugiere. (“Akrabu…”) Estamos más cerca de él que su misma vena yugular” Corán (50, 16). Los musulmanes somos ya, contados uno a uno, en estos días en que los americanos masacran Fallujah, 1.700.000.000 de seres humanos que llevamos en la medula ósea este Ayat. Es un decir. Toda una eternidad no es suficiente para llegar al final de este sencillo Ayat que tan profundamente articula a todos los musulmanes. Sentimos perplejos, siempre con la emoción contenida, cómo Allâh nos dice en singular, uno a uno, que está más cerca de nosotros que nuestra vena yugular. Ningún amante, jamás, expresó nada más intenso a su amado. Ningún amado, jamás, escuchó nada tan intenso de su amante. “Akrabu” significa en este Ayat “más próximo que todo lo que está próximo”. “Akrabu”, “más próximo que todo lo que te parece próximo”. La vena yugular contiene la más preciada y próxima de todas las sangres. Daros cuenta de que no nos queda casi espacio para ese yo que pretendemos ser y que no somos ni seremos jamás. Allâh es grande y le estamos sometidos.