Por Sonia Aparicio

El control de Jammu y Cachemira ha provocado dos de las tres guerras (1947, 1965 y 1971) que han librado La India y Pakistán desde su independencia. Hace ya casi seis décadas que grupos separatistas propaquistaníes combaten con las fuerzas indias en plena cordillera del Himalaya, a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar. El conflicto ha adquirido una nueva dimensión en los últimos años, ya que ambos países, potencias atómicas en 'igualdad de condiciones' desde 1998 —La India ya había realizado su primera prueba nuclear en 1974—, han hecho continuas demostraciones de fuerza frente a su rival.

Tras la división de la India colonial en 1947 en dos Estados, La India y Pakistán, ambos reclamaron el control de Cachemira, paso estratégico a través del Himalaya a todo el subcontinente. Según el acuerdo de partición, los principados de la India británica podrían decidir su anexión a uno u otro Estado, según sus características geográficas, étnicas y religiosas. El marajá hindú de Cachemira —a pesar de que la mayoría de sus 'súbditos' eran musulmanes— recurrió a Nueva Delhi para frenar a las guerrillas paquistaníes, y el 27 de octubre de 1947 firmó su adhesión 'provisional' a la Unión India. El Gobernador británico recomendó que la incorporación definitiva se realizara tras un plebiscito que nunca ha llegado a celebrarse.

El conflicto acababa de empezar. La primera guerra indo-paquistaní terminó en enero de 1949 con más de un millón de muertos. La ONU trazó entonces una línea de armnisticio que dividía la región en dos (Azad Cahemira, al norte, controlada por Pakistán; y Jammu y Cachemira, al sur, bajo gobierno indio), a la espera del plebiscito. Pero en 1957, la India se anexionó 'su' zona. Por si fuera poco, en 1962 China ocupó la región budista de Aksai-Chin. En 1965, las continuas reclamaciones soberanistas provocaron una segunda guerra (la tercera fue en 1971 en el Pakistán oriental, que apoyado por Nueva Delhi se independizó como Bangladesh). En 1971 una nueva Línea de Control (LOC) establecía ciertos cambios sobre la de 1949. Pero ninguno de los dos países ha respetado el compromiso de alto el fuego y de búsqueda de diálogo sellado en el acuerdo de Simla (1972).

El fundamentalismo islámico aparece en escena a finales de 1989. Los independentistas, agrupados en la alianza Hurriyat ('Libertad') —en la que destaca el Frente de Liberación de Jammu y Cachemira (JKLF)—, combaten con los grupos propaquistaníes, encabezados por Hizb-ul Muyahidin ('Combatientes de Dios'), y ambos se enfrentan, a su vez, al Gobierno de Nueva Delhi, que acusa a Islamabad de alentar, entrenar y financiar a los terroristas islámicos que operan en la Línea de Control.

En 1998, La India realizó hasta cinco pruebas nucleares, contestadas por otras tantas desde Pakistán. Las continuas escaramuzas en la frontera y los ensayos nucleares de ambas potencias, que estuvieron a punto de desembocar en una nueva guerra en 1999 y en 2002, han convertido a Jammu y Cachemira en uno de los puntos más calientes del planeta.


Los gobiernos de La India y Pakistán han tratado de poner fin a esta frágil situación con el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas, anunciado en mayo de 2003, y respaldando un alto al fuego bilateral en noviembre de ese mismo año. Además, en enero de 2004, el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, y el entonces primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, volvían a reunirse por primera vez desde 2001. Pero a pesar de los gestos de acercamiento de ambas potencias, los ataques de los militantes islámicos y un nuevo ensayo nuclear por parte de Pakistán, en marzo de 2004, demuestran que la estabilidad aún está por llegar. Precisamente, el problema de Jammu y Cachemira fue uno de los puntos calientes tratados en las conversaciones que La India y Pakistán celebraron en febrero y julio de 2004 en Islamabad.

Una bomba de relojería en el Himalaya