Un año después de la detención de Saddam

Sebastian Gottlieb

Hace un año, cerca de Tikrit, fue detenido Saddam Hussein. "Lo tenemos", dijo el entonces representante de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer, y se escucharon aplausos en la sala. La esperanza era que con Saddam preso la resistencia iraquí perdiera fuerzas, pero un año más tarde sigue tan activa como antes.

Un día después de poner a Saddam Hussein bajo arresto, el presidente George Bush declaró: "Ha terminado una época oscura en la historia de Irak". Según Bush aquel era "un día de esperanza, que marca el inicio de la reconstrucción de Irak". El optimismo en torno a la detención del ex dictador era compartido por los militares norteamericanos en Irak. El general Ray Odierno, cuya división participó en la detención de Saddam, dijo que a partir de ese momento la resistencia quedaba de rodillas.

De todo aquel optimismo queda ya muy poco. De los 1.283 soldados de Estados Unidos que han muerto en Irak, la gran mayoría cayó después de la detención de Saddam. La resistencia iraquí no ha hecho más que aumentar, tal como aumenta el descontento de los iraquíes por la presencia norteamericana en su territorio.

Quizás esta es la razón por la que se ha informado tan poco sobre Saddam Hussein. Después de las imágenes de su detención que recorrieron el mundo sólo se lo ha visto una vez, cuando fue llevado ante el juez del tribunal que iniciará su juicio el año próximo. Lo único que sabemos de él es que se encuentra en un lugar secreto, en Irak, custodiado por las fuerzas de Estados Unidos. En el mismo recinto se encuentran otros altos representantes del viejo régimen, entre ellos Ali Chemicali, primo del ex dictador, y el vice primer ministro, Tariq Aziz. El ex dictador pasaría su tiempo entregado a la escritura de poemas, la lectura del Corán y la jardinería.

El plan original era instalar un Tribunal Especial, en Irak, que juzgara a Saddam en 6 meses. Ahora ni siquiera se sabe con exactitud cuándo se iniciará el juicio. Según el gobierno interino, existe la voluntad de que sea en el primer semestre del año próximo.

Lo que sí se conoce es la base jurídica del Tribunal Especial. Un equipo de especialistas norteamericanos e iraquíes establecieron el estatus del tribunal que juzgará a Saddam y a sus 11 colaboradores más cercanos. Los jueces son todos iraquíes y el derecho que será aplicado es una mezcla de leyes iraquíes e internacionales. En principio, los norteamericanos habían dejado fuera la pena de muerte, pero ésta fue implantada por el gobierno iraquí interino.

El primer secretario del Tribunal Especial, Salem Chalabi, fue reemplazado por sospechas de falta de independencia. Salem es primo de Ahmed Chalabi, ex presidente del consejo de gobierno interino iraquí, que entró en conflicto con Estados Unidos. Salem y Ahmed Chalabi fueron enviados al extranjero.

De comenzar el año próximo, el juicio contra Saddam podría ser un poco más incómodo para Estados Unidos que si hubiera tenido lugar hace medio año. Hussein será sin duda acusado de la destrucción de la ciudad de Nayaf, en 1991, cuando reprimió militarmente un levantamiento shiíta. Pero, los norteamericanos también atacaron Nayaf en los últimos meses, para acabar con los seguidores de Moqtada al-Sader y los ataques de las tropas de Estados Unidos causaron más destrucción en la ciudad que la ya causada por los hombres de Saddam. Esto significa que Estados Unidos podría verse envuelto, por sus propias acciones militares, en el juicio contra Saddam Hussein. Por lo mismo, el inicio del proceso no parece estar entre las prioridades del gobierno de George Bush. Esto podría explicar también el silencio que existe en torno al ex dictador iraquí.