El Islam y la ciencia: Es tiempo de un renacimiento del mundo arabe

Anwar Nasim y Atta-ur-Rahman

"Es tiempo de una moderación ilustrada", de un renacimiento del mundo árabe basado en las ideas y el conocimiento. Ésta es la tesis defendida por el ex ministro paquistaní de Ciencia, Atta-ur-Rahman, y el consejero para asuntos científicos de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC), Anwar Nasim, en un artículo que publica la revista 'Nature'.

Los países islámicos "están perdiendo la batalla de las ideas", el tren de la ciencia, y es hora de abordar este reto para lograr, como si de un efecto dominó se tratase, su necesaria modernización socioeconómica. Estos avances, argumentan, redundarán en su propio beneficio y son necesarios para promover la moderación y la modernización.

Según Atta-ur-Rahman y Nasim, desde los atentados del 11 de septiembre los países islámicos, más de un billón de personas en todo el mundo, se enfrentan a "una falsa imagen de extremismo, intolerancia religiosa y terrorismo" que sólo podrá superarse con el conocimiento.

La relación entre la religión islámica y la ciencia, como recuerdan, se remonta varios siglos en la historia. "El Corán anima a la persecución del conocimiento y nuestros ancestros acumulan siglos de conocimiento", apuntan los autores.

Aunque lamentan que la realidad actual es bien distinta. Estos países ostentan los índices de inversión pública en materia de investigación más bajos del mundo, sólo dos científicos de origen islámico han logrado un premio Nobel y el marco de investigación en muchos de ellos es prácticamente inexistente. "Seis de los ocho países más pobres del mundo son miembros de la Conferencia Islámica".

Ciencia contra la pobreza

"Tampoco ayuda", añaden, "el hecho de que algunas de estas naciones, geográficamente ubicadas desde Marruecos hasta Pakistán, de Uganda a Indonesia, se encuentren entre las más pobres del planeta, las más iletradas, las menos poderosas. Debemos abandonar esta senda si no queremos quedar marginados".

Pese a que se están realizando algunos avances en países como Turquía, que en siete años ha saltado desde el puesto número 46 hasta el 22 en número de estudios publicados, o Paquistán, donde se ha incrementado hasta 60 veces el presupuesto en investigación, queda trabajo por hacer.

"¿Cómo reconciliar la riqueza en recursos naturales que ostentan algunos de los países islámicos con la ausencia total de desarrollo socioeconómico?", se plantean con pesimismo. A su juicio no bastan las iniciativas individuales, sino que son necesarias estrategias globales dirigidas a mejorar la situación.

Iniciativas como la Organización Islámica Cultural, Educativa y Científica (ISESCO) o el comité para la cooperación cientifica y tecnológica de la Organización de la Conferencia Islámica (Comstech) deberían servir para la promoción de la ciencia.

"Esto es sólo el principio de un cambio necesario después de siglos de dejadez de nuestros dirigentes", critica el artículo, que concluye reclamando una mayor interacción y cooperación para que, "en tiempos de choque de civilizaciones, nuestros esfuerzos colectivos ayuden a curar heridas y a garantizar un mundo mejor y más seguro para los que nos seguirán".