DIEZ POEMAS ESPIRITUALES
Yaratullah Monturiol
PRIMER POEMA
Sumisión descenso tiempo intensidad
SUMISIÓN
Ya no me importa en qué cuerpo se refleja;
lo veo sólo a Él.
El Amado se ha dado a conocer y es Celoso.
DESCENSO
Caer sin límite;
el único rastro, la Esencia.
Un espacio invisible...
tomando cuerpo.
TIEMPO
El tiempo que cuenta
gira en torno a un instante.
Lo demás no existe;
eso es la eternidad.
INTENSIDAD
Un corazón gime amordazado
en la celda de su pecho.
Se prolonga un instante
más allá de este mundo,
con ecos de realidad
esparcida en el tiempo.
SEGUNDO POEMA
Las almas verdes
Una anciana lucha por seguir
en el camino, obstáculos
a cada paso...
escaleras.
Sorda al grito desesperado
nazco a cada momento;
cuerpo y mente maduran
en las almas verdes.
Me arrastra, me consume,
me mata, me traslada,
me cambia
el Tiempo.
TERCER POEMA
Al besarla con la frente
Y así se cumplen los destinos
a espaldas de planes y juramentos.
Hechos irrevocables
frente a vacilantes intenciones.
Sembrar en un mundo potencial
fruto de la especulación.
La vida cosecha en otro tiempo
el germen del futuro.
Espectativas que sostienen esperanzas
que recorremos con nuestros invitados
los sueños, preparan un camino
en que cada paso es cierto.
Las manos acarician la tierra
y creen que crean lo que quieren;
pero al besarla con la frente
se prueba la realidad.
CUARTO POEMA
Se resquebraja
Se ahoga en tu garganta la angustia
con el nudo de un no querer.
Sucumbe el fervor revolucionario
en la inclemencia de un laberinto.
La trasparencia de la negritud oculta
tras la cáscara deslumbrante de las olas.
Una roca se resquebraja
con el abrazo de un ángel.
Potencia sin contrario en la sustancia,
esencia incolora de la Nada
que amo y visto de perfume.
QUINTO POEMA
Soy yo
Soy yo,
la que se creyó alguien
para encontrar su ninguno
al arrancar su coraza.
Soy el nadie
por fin desengañado,
que recordaba muchos de los Nombres
que envolvían con un velo al Haqq.
Cuando se esparció la niebla
enmudecí.
SEXTO POEMA
Lo que necesitas
La espera no invita a nada;
sigue sola.
El deseo no se atreve a proyectarse;
se aferra a su agonía.
Huye la paciencia;
se resquebraja.
No soy el pozo ni el agua;
traigo la nube.
Imita al peregrino;
bébete la esencia.
No sé cómo decirte:
¡Acércate más!
SÉPTIMO POEMA
Espejo roto
En la libertad del desierto,
en la plenitud de la nada.
Busca en si mismo
el orden completo del todo.
En sombras llenas de presagios,
en llamas de luz cegadora.
Guarda en las dunas
la llave que oculta un secreto.
En la desnudez de la luna,
en el manto que cubre el alba.
Reza en la noche
el pájaro negro del tiempo.
En vientos que arrastran aromas,
en nubes de arena y tormenta.
Bebe la lluvia
la novia sedienta del fuego.
En la mirada penetrante,
en la boca que resucita.
Pierde el aliento
El amante con su guadaña.
En el despertar del recuerdo,
en el espejo del silencio.
Gritan las voces
la pena de las almas muertas.
OCTAVO POEMA
Duquela
Un querer se esconde
en la puerta de atrás.
El silencio del abismo muestra un espacio sin trazo,
en una pausa olvidada.
Busco dónde hospedar mi alma;
mi corazón ha emigrado a otro mundo.
NOVENO POEMA
Al romper el alba
Al romper el alba,
Lo pronuncié en mi interior
y calló mi mente.
Letra del mundo angelical
que se concentra en un núcleo reservado
en que sólo con la muerte se permanece.
Lo inaccesible
de la ciudad iluminada
en un viaje nocturno.
El círculo no se cierra.
Guarda el punto infinito en su vientre,
Ojo del manantial de donde proceden
las letras, los sonidos y todo lo creado.
Gestándose en silencio
antes de nombrar las cosas.
Crece en espiral la criatura
abre su pecho el hálito divino
y abarca el universo.
Y de esa ola en movimiento
surge la plenitud del ser humano,
que se expande y escapa del límite.
Fluye en su cauce desde su iniciación
hasta caer en una profundidad oceánica.
En el mar de las tinieblas
se impregna del atributo.
Adam desciende, ciego de resplandor
arrebatado como un signo desde la dimensión celeste.
Espacio sin trazo.
Volver con humildad;
despojado de favores y certezas,
sin la coraza curtida por diez mil batallas.
Sufro desnuda la metamorfosis
en mi recóndito yo.
Me enraiza a mi cruda esencia
para forjar, a partir de la naturaleza primordial,
una nueva piel... o frágiles alas de mariposa.
DÉCIMO POEMA
Alas
Si no limitaras Su espacio
brindarías al amor su Tiempo justo.
El amor real son alas
para volar junto al pájaro,
sin apresarlo.