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Introducción

            He preguntado a mi tendero, quien -como la mayoría de los tenderos de Marruecos- es un auténtico termómetro de la opinión pública, si puede una mujer mandar en los musulmanes.

- ¡Me refugio en Alá! -gritó ofuscado, a pesar de la amistad que nos une. A punto estuvo de atragantarse, horrorizado por la idea, y dejar caer la media docena de huevos frescos que yo había ido a comprar.

- ¡Que Alá nos proteja de las catástrofes de estos tiempos! -murmuró un cliente, con ademán de escupir.

            Mi tendero es un maniático de la limpieza, hasta el anatema, según él, no hay justificación para quien ensucia el suelo. Entonces un segundo cliente, un maestro de escuela, al cual yo conocía vagamente de habérmelo cruzado en el puesto de periódicos, me asestó -acariciando lentamente las hojas de su manojo de menta- un hadiz que sabía fatal: "Nunca conocerá la prosperidad el pueblo que confíe sus asuntos a una mujer" ( la yaflah qawumun walaw Amrahum Imra'a ). El silencio se hizo a nuestro alrededor: yo acababa de perder la partida. En una teocracia musulmana, un hadiz es un asunto importante. Las colecciones de hadices son documentos en los que están consignadas minuciosas descripciones de lo que el profeta (paz y bendiciones) hizo o dijo. Estas colecciones constituyen, con el Corán, el libro revelado, fuente de leyes, referencia y patrón para distinguir lo verdadero de lo falso, lo permitido de lo prohibido, la ética y los valores.

            Dejé la tienda sin añadir nada mas. ¿Qué podría haber dicho para contrarrestar la fuerza de este aforismo político tan implacable como popular? A l vez estupefacta, vencida y furiosa, sentí de golpe la necesidad imperiosa de documentarme sobre ese hadiz , de buscar los textos en los cuales era mencionado, para comprender mejor su asombroso poder sobre los modestos ciudadanos de un estado moderno.

            Un vistazo a las últimas estadísticas de las elecciones en Marruecos confirma las "profecías" del tendero. Si la Constitución otorga a las mujeres el derecho a votar y a ser elegidas, la "realpolitik" no permite mas que lo primero. En las elecciones legislativas de 1977, seis millones y medio de electores, de los cuales tres millones eran mujeres, no dieron posibilidad alguna a las ocho candidatas que se habían presentado. El día de la apertura del Parlamento, no había allí ninguna mujer, los hombres se encontraron entre hombres, como en los cafés. Seis años mas tarde, en las elecciones municipales del año 83, 307 mujeres se animaron a presentarse como candidatas, y casi tres millones y medio de electoras se movilizaron para apoderarse de las urnas. Solo 36 mujeres resultaron elegidas frente a 65.502 hombres.

            La interpretación del resultado -participación masiva de mujeres electoras y número restringido de elegidas- como un signo de estancamiento y de retraso, coincidiría con los estereotipos habituales del mundo árabe.

            Sería mas sagaz considerarlo como un reflejo de la intensidad de conflictos previos a los cambios, entre las aspiraciones de las mujeres que toman la Constitución de su país en serio y las resistencias de los hombres, que se imaginan, a pesar de la legislación vigente, que el poder es necesariamente masculino. De ahí el interés por aclarar estas zonas obscuras de resistencia subconsciente, para apreciar el valor simbólico, y por tanto explosivo, de este gesto, por otra parte banal (?): el voto femenino. Con todo, mi traspiés en una tienda de barrio no era solamente simbólico; revelaba el talante misógino de mis interlocutores y me daba la pista a seguir para entender mejor estos textos religiosos que todo el mundo conocía pero en los que nadie había verdaderamente profundizado, con la excepción de las autoridades en la materia, mullahs e imames .

            Cotejar la literatura religiosa no es tarea fácil, en primer lugar asusta el número de volúmenes y se entiende enseguida por qué el musulmán medio no puede nunca saber tanto como un imam . La prestigiosa colección de hadices de Bujari, el Sahih ("la Auténtica"), comprende cuatro volúmenes y un oscuro comentario de un tal As-Sindi, avaro de sus conocimientos.  Por eso, sin un buen comentario, el no experto encuentra dificultades para leer un texto religioso del siglo IX (Bujari murió en el año 156 del calendario musulmán, que comienza en el año 622), pues es preciso señalar en cada hadiz la identidad del compañero del profeta que lo ha transmitido, en que circunstancias y por qué motivo lo dijo, así como la cadena de transmisores que se lo han ido pasando (?), pues existen más hadices fraudulentos que auténticos. Para cada hadiz, Bujari presenta los resultados de su indagación, si habla de X ó Y, se ha de señalar de qué compañero se trata, en qué batalla transcurre, para que tenga sentido el diálogo o la escena descritos. Es más, Bujari no ha tenido solamente un comentarista, sino decenas de ellos, que ocupan decenas de volúmenes; es preciso, pues, no equivocarse: el más mínimo error sobre el comentarista puede costarnos algunos meses de lectura.

            ¿Cómo encontrar al mejor? Se habrá de tomar contacto rápidamente con los mejores expertos en el Fiqh o ciencia religiosa que vivan en vuestra ciudad; según la deontología y las costumbres tradicionales, si pedís a un estudioso del Fiqh que os informe acerca de las fuentes de un hadiz o de un ayat coránico, está obligado a hacerlo. La ciencia hay que compartirla, según el deseo del profeta mismo. El Fath-al-Bari de 'Ascalani -muerto en el año 852 de la Hégira, siglo XV- me fue recomendado por muchos: se compone de 17 volúmenes que se pueden consultar en la biblioteca en horas lectivas, así que la amplitud de la obra y el tiempo de lectura más que limitado puede desanimar a mas de uno.

            El maestro de la tienda tenía razón: el hadiz "No conocerá la prosperidad el pueblo que confíe sus asuntos a una mujer", figuraba exactamente en el decimotercer volumen del Hahih al-Bujari , es decir, los que él ha clasificado como auténticos, después de una verdadera operación de rigurosa selección, de verificaciones y contraverificaciones. Bujari es una de las referencias mas respetadas desde hace doce siglos. Este hadiz es el argumento ariete de quienes quieren excluir a las mujeres de la política. Se encuentra también en autoridades conocidas por su rigor científico como Ahmed Banu-hanbal, autor del Musnad y fundador del madhab hanbalita, una de las cuatro grandes escuelas que se reparten el mundo musulmán sunnita.

            Este hadiz es tan importante que prácticamente es imposible abordar la cuestión de los derechos políticos de la mujer sin hacer referencia  a él, debatirlo y tomar postura. Fuad 'Abd al-Mumin, por ejemplo, que ha escrito una tesis sobre el principio de igualdad en el Islam, publicada en 1976, en su capítulo dedicado al principio de igualdad en el Islam y el problema de la mujer, examina todos los debates alrededor de este hadiz desde el siglo IX, aunque sin elaborar a partir de ahí una reflexión personal y contemporánea acerca de la cuestión. Toda tentativa de reflexión sobre el problema del estatuto político es devorado por el debate sobre este hadiz, onmipresente y omnisciente.

            Un libro reciente sobre los derechos de la mujer en el Islam de Muhammad 'Arafa sostiene no sólo que la mujer no tiene ningún derecho, sino también que ella no existe en la historia política. "Al principio del Islam, la mujer musulmana no tenía ningún papel en los asuntos públicos, a pesar de todos los derechos que el Islam le había otorgado, derechos a menudo similares a los que otorgaba al hombre. En la reunión de la Saqifat Bani Saa'ida , donde los compañeros del profeta fueron consultados después de su muerte para designar al sucesor de este, no se hace mención de la participación femenina. No tenemos ninguna huella de su participación en la designación de los tres califas ortodoxos. Toda la historia del Islam ignora la participación de las mujeres al lado de los hombres en la dirección de los asuntos de Estado, tanto en el campo de la decisión política como en el de la planificación estratégica". ¿Qué dice el autor sobre Aisha, la mujer del profeta, que dirigió una oposiciòn armada contra el califa que reinaba entonces? No puede ignorarla sin perder su credibilidad, puesto que él se refiere a los primeros decenios del Islam. El profeta murió en Medina el lunes 8 de junio del 632. Su mujer Aisha, que entonces no tenía mas que 18 años, se lanzó al campo de batalla, a los 42, a la cabeza de una armada que negaba el derecho a la legitimidad del cuarto califa ortodoxo, Ali. Esto ocurría en Basora el 4 de diciembre del 656 ( Jumada II , año 36). ¿No es participar en la vida política negar el derecho del califa, empujando a la población a la sedición y a la guerra civil?

            Aisha jugó un papel determinante en la vida de dos califas: contribuyó a la desestabilización del tercer califa, Uzman, negándole ayuda en el momento en que era asediado por quienes se habían sublevado en su propia casa. Ella dejó Medina al borde de la guerra civil para ir a hacer la peregrinación a La Meca, a pesar de las protestas de numerosos notables de su entorno. En cuanto a Ali, el cuarto califa, contribuyó a su caída, tomando la dirección de la oposición armada que negaba el derecho a su legitimidad. Los historiadores han llamado a este enfrentamiento "la batalla del camello", refiriéndose al que montaba Aisha, y evitando unir en la memoria del musulmán medio el nombre de una mujer al de una batalla. No se puede separar a Aisha de la historia del Islam, nuestro autor no puede ignorarla: "Es verdad que Aisha combatió contra Ali B. Abu Talib (*) en la batalla del Camello... Pero este acto individual de una compañera (...) no puede ser reivindicado (para legitimar la posición de las mujeres en los asuntos políticos), dando por sentado que la vía de Alá y de su profeta es clara al respecto. Por otra parte, es preciso no olvidar que este acto individual de Aisha fue considerado por los compañeros mas cercanos como un error, y condenado por las otras esposas del profeta. Y, de todas maneras, Aisha misma rechazó su acción. Por esto no está permitido reivindicar la experiencia de Aisha que fue considerada como bid'a " Toda bid'a es un error, una escandalosa violación de la tradición sagrada.

            Otro historiador contemporáneo, Said al-Afghani, ha elegido a Aisha como sujeto de una búsqueda que ha durado diez años para, según el autor, iluminar al musulmán, a través de esta biografía, sobre una cuestión que llega a ser urgente desde la modernización, a saber: la participación de la mujer en la política. Esta biografía de Aisha apareció por vez primera en 1946, con un título bastante claro sobre su objetivo: Aisha y la política. Se debe a Said al-Afghani la publicación de otros dos textos principales sobre Aisha, que existían bajo la forma de oscuros manuscritos hasta entonces. La primera es una colección de refutaciones y correcciones que Aisha ha adoptado de ciertos hadices que,  según ella, habían sido mal transmitidos por los compañeros. El segundo es un volumen especial del Siyar an-Nubala de Ad-Dehbi, consagrado a una biografía de Aisha. En relación a la publicación de estos documentos, Al-Afghani ha contribuido indiscutiblemente como historiador a esclarecer la personalidad de Aisha.

            Su conclusión es, sin embargo, que es preciso impedir completamente a las mujeres el acceso a la política. Mujeres y política forman una combinación maléfica. Para él, el ejemplo de Aisha sirve contra la participación de las mujeres en el ejercicio del poder. Aisha prueba que "la mujer no fue creada para meter sus narices en la política" ( li tadussa anfaha ). Según él, "se vertió la sangre de los musulmanes. Millares de compañeros del profeta fueron muertos... Sabios, héroes, futuhat (conquistadores), líderes eminentes dejaron allí su vida...", a causa de la intervención de Aisha en la política. Aisha no es solamente responsable de la sangre vertida en la batalla del Camello, que selló la escisión del mundo musulmán en dos (sunnitas y chiítas), y que ella misma dirigió, sino también de todas las pérdidas sufridas mas tarde, en las batallas que le sucedieron. "Aquél día (el de la batalla del Camello) murieron quince mil personas -según las estimaciones menos exageradas-, en unas horas". Y prefiero que usted (el lector) ignore lo que pasó después, en la batalla de Nahrain, en la de Siffin y en todas las demás batallas en las que hemos vuelto nuestras armas contra nosotros mismos... y decir, como es debido, que Alá reunión los rangos de los musulmanes y purgó sus corazones del odio".

            Afghani está convencido de que si Aisha no hubiese intervenido en los asuntos públicos del estado musulmán, "la historia musulmana habría tomado el camino de la paz, del progreso y de la prosperidad".

            Según él, Alá quería dar una lección a los musulmanes con la experiencia de Aisha: "Se diría que Allah ha creado a las mujeres para reproducir la raza, para educar a las generaciones y dirigir los hogares, y quería darnos una lección práctica que no se puede olvidar". "La batalla del Camello es un faro en la historia de los musulmanes". "Está ahí, presente en los espíritus, para poner a los musulmanes en guardia; cada vez que alguna corriente quiere imitar equivocadamente a las otras naciones, reivindicando para las mujeres los derechos políticos, se manifiesta entre ellos".

            "El recuerdo de Aisha está para hacer meditar, en nuestros días mas que nunca; no cesa de decir al musulmán: ¡mira cómo esta tentativa ha encallado en el seno de la historia musulmana! No debemos repetirlo absurdamente. No debemos verter nuestra sangre de nuevo, y mucho menos destruir nuestros hogares... ¿Cómo puede hacerse una cosa parecida, con el ejemplo aun tan vivo de Aisha?". Esta tarea que se ha asignado Afghani, consagrar gran parte de su vida a redactar una biografía llena de lecciones para el porvenir, fue recompensada por un éxito tal que su obra fue reeditada en 1971 en Beirut.

            Pero, ¿en qué fuentes de la historia musulmana ha podido leer Afghani que Aisha, esta mujer que no tiene igual ni entre las mujeres ni entre los hombres de su siglo, según los testimonios de sus propios contemporáneos, fuera una asesina y una sediciosa? ¿De qué autores ha obtenido la información según la cual Aisha es responsable de la sangre vertida en el mundo musulmán desde el 4 de diciembre del 656? Y sobre todo, ¿en qué fuentes de la historia religiosa ha encontrado los argumentos que le permiten generalizar, pasar del caso de Aisha al de todas las demás mujeres, despojando así de sus derechos políticos a millones de ciudadanas? ¿En qué páginas de nuestra historia musulmana, tan copiosamente documentada, ha encontrado, como historiador y como experto, los elementos que le habilitan para excluir a las mujeres de la vida pública, relegándolas al hogar y reduciéndolas al papel silencioso de simples espectadoras?

            Afghani ha utilizado los grandes nombres de la literatura religiosa musulmana, y particularmente a Tabari, uno de los monumentos inatacables de esta literatura: "Este autor, que gozó entre los historiadores de una reputación sin par, es de una horadez y de una honestidad innegables, referencia clave para todos aquellos que le sucedieron en materia histórica..." Los trece volúmenes del Tarij de Tabari son efectivamente una guía y un "fresco brillante" para todos aquellos que quieren conocer los prmeros pasos del Islam. Pero el lector ha advertido en la página 5 que Tabari decidió escribir su Tarij ("Historia") para completar su Tafsir ("Comentario", explicación del Corán), que comprendía no menos de 30.000 páginas a su comienzo. Su obra sobre la historia es un resumen de su Tafsir, que acabó por reducir a 30 volúmenes. ¡Enorme tarea, la de aquél o aquella que quiera volver a las fuentes! He leído, armada de esta férrea voluntad de conocimiento, a Tabari y a los otros autores, particularmente a Bin Hisham, autor de la Sira (biografía del profeta Muhammad), B. Saad, autor de At-Tabakat al-Kubra ("Las grandes clases"), B. Hayar, autor de un repertorio de biografías de los compañeros, Al-Isaba, las colecciones de hadices de Bujari y Nissai... y esto, para entender y aclarar el misterio de esta misoginia que debemos afrontar las musulmanas de 1986.

            El profeta musulmán es uno de los personajes históricos mejor conocidos de nuestra historia. Disponemos de una información fabulosa sobre él, detalles sobre su manera de dirigir las expediciones militares, pero también miríadas (?) de descripciones sobre su vida privada, cómo se comportaba con sus mujeres, sus disputas conyugales, sus preferencias en materia de alimentación, lo que le hacía reír, lo que le irritaba, etc. Deformar su personalidad es imposible en un país musulmán donde la educación religiosa comienza en el preescolar. Un experto musulmán puede sin embargo afirmar que el profeta Muhammad excluía a las mujeres de la vida pública y las relegaba al hogar, pero será ejerciendo una violencia enojosa sobre Muhammad en cuanto que personaje histórico acerca del cual disponemos de innumerables documentos. La pregunta que se plantea es la siguiente: ¿hasta qué punto pueden desvirtuarse los textos religiosos?

            El texto sagrado ha sido siempre manipulado, y su manipulación es una característica estructural de la práctica del poder en las sociedades islámicas, en las que todo poder, desde el siglo VII, se asentaba solo en lo religioso. Así, las posturas políticas y los intereses económicos han empujado a la fabricación de falsos hadices. El falso hadiz es un testimonio (alegando que el profeta habría dicho esto o aquello), que permite, de golpe, legitimar tal hecho o tal actitud. Según las coyunturas, las tendencias y las presiones políticas, los depositarios del discurso religioso insertaban (?) hadices que legitimaban ciertos privilegios y "arreglaban" a sus detentadores, hasta tal punto que desde las primeras generaciones, los expertos sintieron la necesidad de crear una ciencia para la detección de hadices falsos: el imam hambalita Ibn Qawwim Al-Jawziya, intentó recontar algunos para hacer la demostración de una técnica de detección de falsos hadices, que se basa en el análisis del contenido. Un gran número de ellos denotan falta de seriedad y no solo en estrategia política; el profeta habría aconsejado a un hombre estéril comer muchos huevos y cebollas, habría dicho que el creyente debe comer dulces, que mirar un bello rostro es una manera de rezar, etc. Se verá a través del caso de Bujari, uno de los fundadores en el siglo IX de la ciencia del Isnad cómo los musulmanes han desarrollado esta ciencia de la detección de hadices que se emparenta con la técnica de la entrevista y con el trabajo de campo (podría hacer palidecer de envidia a los antropólogos de finales del siglo XIX). Lo que nos permite constatar que el período contemporáneo no constituye apenas una excepción, cuando se trata de travestir los privilegios y los intereses en la tradición del profeta.

            Sabía que este viaje en el tiempo tendría riesgos. No se viaja a las fuentes para beber, sino para otras celebraciones mas misteriosas, como todo lo que se refiere a la memoria, y "toda celebración es un misterio, -nos dice Genet- es algo peligroso, prohibido, "mais qu'elle ait bien c'est la fête" , pero lo bueno es que se haga".

            Acordarse, deslizarse hacia el pasado es, en nuestros días, una actividad altamente controlada. Para las mujeres musulmanas particularmente. El pasaporte no siempre es un derecho. Acordarse, como los actos de magia negra, no actúa de hecho más que sobre el presente, por una estricta manipulación de su contrario: el tiempo de los muertos, de los ausentes, el tiempo del silencio que puede decirlo todo. El pasado dormido puede animar el presente, es la virtud del recuerdo; los magos lo saben; los imames también.

            ¿Es pecado cabalgar sola en la memoria, sin guardianes ni guías, tomar los senderos no prohibidos, placenteros incluso, agradables, infrecuentes, inexplorados, quizá porque el poder no pasaba por ahí; juguetear "a merced de las lecturas" en las praderas tan vastas de una memoria musulmana que es la mía? ¿No quiere decir el Corán, según el Lissan Al-Arab , "recitación, lectura", simplemente? ¿No se puede leer simplemente? ¿Un texto donde lo político y lo religioso se funden y se confunden, hasta el punto de llegar a identificarse? No es ahora solo, cuando los imames y los políticos quieren manipularnos para asegurar nuestra felicidad como musulmanes, es sobre todo el pasado lo que está estrechamente controlado y manipulado por todos, por los hombres y por las mujeres. Lo que en realidad está censurado y manejado es la memoria histórica. Nadie hasta ahora ha logrado prohibir el acceso a la memoria-recuerdo. Es como los besos de los adolescentes ocultándose de los censores que no han saboreado tal placer. La memoria-recuerdo es un principio de goce, habla la lengua de las libertades y de las expansiones de ánimo. Nos habla de un profeta amoroso, que ha predicado en pleno desierto una lengua extranjera, a su madre-tribu, a su padre-sable. Nos habla de un profeta que decía cosas impensables: "no violencia e igualdad". Hablaba a una aristocracia ferozmente orgullosa y fanática del arco. Este libro no es un libro de Historia. La Historia es siempre el lenguaje del grupo. Un relato de ostentación que oculta bajo los oropeles y que se convierte en eirual de autocongratulación. Este libro quiere convertirse en un relato-recuerdo. Un deslizarse hacia los lugares verídicos de la memoria, los datos se oscurecen y los acontecimientos se disuelven dulcemente, como en los sueños que nos traen la fuerza.

Este libro-nave, remonta los siglos para extraer un jugo fabuloso que nos permite volar y acercarnos a los nuevos astros, hacia la época a la vez lejana y próxima del comienzo de la Hégira, donde el profeta podía ser amante y jefe contrario a las jerarquías, donde las mujeres tenían su lugar, compañeras incuestionables de una revolución que hacía de la mezquita un lugar abierto y del hogar un templo de debate. ¡Levantemos los velos! Los del barco-recuerdo, pero antes los velos de nuestros contemporáneos que maquillan el pasado para velarnos nuestro presente.

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[1] N. del T. La versión francesa consta de 4 volúmenes .......(Completar cita bibliográfica)

[2]   innovación

[3] Isnad : la cadena de transmisión de los hadices desde el tiempo del profeta.

[4] Lissan Al-Arab , lit. "la lengua de los árabes", prestigioso diccionario.

 

PRIMERA PARTE

 

                        EL TEXTO SAGRADO

                     COMO ARMA POLÍTICA


                                          I

                      El musulmán y el tiempo

            Los musulmanes padecen el "mal del presente", igual que la juventud romántica europea sufrió el "mal del siglo". La única diferencia es que la juventud romántica de Europa vivía su dificultad para estar en el presente como una "angustia vital", mientras que nosotros, los musulmanes, la vivimos como un "deseo de muerte", un "deseo de estar ausente", de "estar en otra parte". Huir hacia el pasado es una manera de estar ausente. Una ausencia suicida.

            Una de las razones del éxito de pensadores marroquíes como Muhammad Jaberi y Abdel Kabir Khatibi, es que han abandonado el lamento funerario en que se halla sumida la escena intelectual del mundo árabe desde la derrota de 1967 , y nos ayudan a hablar del tiempo-herida: no hay que lamentarse con los ojos fijos en el otro, en la superioridad militar del Occidente enemigo, y encontrar ahí una excusa para perderse en el pasado, sino para reflexionar sobre nosotros mismos, como energía que busca un marco para desplegarse; "La memoria empieza a ser lo que era, -explica A. Khatibi- acumula los progresos que la civilización mundial le hace pensar. Explorando nuevos pensamientos y nuevas prácticas se aprende a administrar mejor el espacio, el tiempo y su fuerza vital. La mejor actitud, la mas humilde y la mas eficaz, es el aprendizaje" . Por eso, aconsejar la humildad a un mundo árabe humillado, donde los políticos se apoyan en los sueños grandiosos y en la fuerza de los mitos de pasadas grandezas, es un trastorno enorme. Así, se comprende la discordancia total entre los jutbas (sermones) del poder y los análisis pragmáticos de estos, entre los intelectuales que eligieron hablar en lugar de servir de caja de resonancia al delirio de los jefes. Muhammad Jaberi lo redujo bastante exponiendo fríamente que quienes leen la grandeza en los textos antiguos alucinan a tope (?).

            El lector árabe, según él, se vuelve hacia el pasado para sacar de allí la fuerza que el presente le niega: "lee sus esperanzas... sus deseos que desearía..." explica Jaberi en su libro Nahnu wa Thurat ("Nosotros y la ciencia"). "Encontrar allí la ciencia, la racionalidad, el progreso, etc."; es decir, que allí se busca todo lo que se necesita para dominar el presente, ya sea a niavel real u onírico, se vuelve hacia el pasado para completar el presente"

            Jaberi demuestra con una gran elegancia en los ensayos mas recientes sobre "El progreso de formación de la razón social árabe" ( "Taqwin al Akal al Arabi" ), que "la herencia mas importante que los antepasados nos legaron es un sistema de censura de alguna manera omniesciente y eficaz, donde el político y el religioso entremezclan estrechamente el akal (la razón) con la censura" . Jaberi nos ilumina sobre uno de los misterios de la escena musulmana contemporánea: "La increíble presencia de lo religioso y de los imames en la producción del pensamiento". Porque efectivamente odemos preduntanos si no son los científicos los que dominan y los que son tomados como referencia por "los políticos", (ya que nuestro problema mas urgente es el conocimiento de esta tecnología como un fatal deseo de consumir en la pasividad mas total).

            En los dos tomos de su exposición da Jaberi amplias referencias históricas que prueban que en el Islam, los políticos se  han dado cuenta de que no pueden administrar autoritariamente el presente sin imponer los ancestros, el pasado, como referencia sagrada: el célebre asad ad tadawin , "la puesta por escrito". El comienzo de la institucionalización de la censura. Comienza en el año 14 de la hégira, siglo VIII, cuando los sabios musulmanes empezaron a compilar los hadices (hechos y dichos del profeta), el Fiqh (ciencia jurídico-religiosa) y el Tafsir (comentarios del Corán), a petición expresa del estado abasida y bajo su supervisión . Fue bajo el reinado del califa abasida aAl-Mansur, en los años 136 a 158 de la Hégira. Hojeando a Jaberi, el presente musulmán emerge con una extraordinaria claridad.

            La manía de los políticos modernos por los ancestros en una tradición árabe en la cual su culto se asoció a la institucionalización del autoritarismo, llega a ser extremadamente suspicaz en un momento en el que tenemos más que nunca necesidad de vigilar estrechamente el marco de nuestras energías presentes. ¿Por qué este deseo de dirigirnos al tiempo muerto, en un momento en que la única batalla que importa es el futuro? Las sociedades que amenazan nuestra identidad han sido hipnotizadas definitivamente por el futuro y hacen de ello una "ciencia", mas aun, un arma de dominación y de control. Serge Moscovici ve en la transformación de los tiempos la esencia que hace de Occidente la civilización planetaria que es. Una civilización que se impone irresistiblemente y acumula (?) por homogeneización todas las otras: "Si miramos lo que ha pasado desde hace un siglo, observamos que la civilización occidental es la primera del presente. Es decir, la primera civilización donde "el tiempo" juega un rol determinante, como medida de las cosas. Medimos todo en términos de tiempo: el trabajo, la distancia histórica (...), temporalizamos todo (...), temporalizamos también las cosas que estaban consideradas fuera del espacio: la noción de velocidad que es la obsesión número uno de nuestra civilización. Es una manera de temporalizar el espacio" . La sociedad occidental post-industrial obliga a las otras culturas a alinearse bajo su ritmo. Es el tiempo-ritmo que estandariza los comportamientos, cualquiera que sea el lugar y la cultura por lo que Occidente manifiesta su dominación en nuestros días. Se acabó el tiempo de la ocupación armada colonial y de su teatro de paradas militares ante la residencia del delegado oficial: es el pasado. En nuestros días la dominación se infiltra por la presencia familiar del reloj. El ruido a menudo insólito de los relijes de cuarzo que interrumpen a todas horas en la conversación de dos árabes, en la dulzura de las noches de Trípoli o de Riad, ilustram, en su absurdez misma, la prsencia universal de la nueva forma de ocupación. En esta temporalización, que es, entre otras cosas, una desvalorización de la geopolítica, el control del espacio, donde residía la base y esencia de la pujanza política y económica de una nación, es en nuestros días reemplazada por el del tiempo. Hoy es en el control del tiempo donde se basa este poder. No es el petróleo, que se hospeda bajo vuestro suelo, el que hace vuestra riqueza, sino el control de la velocidad de las necesarias operaciones de marketing para su comercialización.

            La geopolítica es una ciencia basada en la defensa de lo tangible: el territorio, las fronteras y las riquezas que dentro se encuentran. En nuestros días, esta ciencia se reemplaza por la crono-política, una escena-tiempo donde el Poder pasa por el control del curso de su fluido (del tiempo). El flujo de signos, la circulación de información y su liquidez. Las multinacionales son la encarnación de esta nueva forma de dominación, donde los actores del juego político están determinados por lo espacial (...).

            Las fronteras nacionales se han convertido en inútiles e irrisorias. El poder y la dominación utilizan otro lenguaje: "la definición de estas como proyecto de cerco. La noción de cerco es asimismo una noción temporal: seguir los ciclos de producción de cambios, etc. El nuevo imperialismo que nos domina a nosotros, los no occidentales, ya no se manifiesta por la ocupación física. El nuevo imperialismo no es económico, es mas insidioso: es una manera de contar, de avaluar. Está acabada la sustancia de las viejas canciones nacionalistas que ponían "al enemigo fuera". El enemigo se ha arraigado en nuestra pequeña calculadora. Estaá en nuestra cabeza, en nuestra manera de contar, de consumir, de comprar, de calcular. La multinacional nos fuerza a diagnosticar, pronosticar y programar según sus modelos. El vocabulario que utilizamos para el Presupuesto Nacional es el suyo: circunscripción, amortización, deuda... América no tiene necesidad de ocupar los países musulmanes para humillarlos. El nuevo Vietnam se desarrolla en lo irreal: la deuda y los votos, tan lejanos de los teléfonos de los expertos de la Banca Mundial y del Fondo Monetario Internacional.

            Occidente, "drogado de futuro", basa su presente en el futuro y nos obliga a esforzarnos para levantar su déficit, debemos batirnos sobre el terreno que él ha escogido: el presente. Un "tiempo-flecha" lanzado al desafío del siglo, un tiempo lanzado en la dirección equivocada que nos angustia: la dirección del futuro. Un tiempo propulsado hacia delante, que se confunde con las naves espaciales y los lanzamientos al espacio intersideral. Un presente que apenas se distingue del futuro por los beneficios, por los cuales se define y se valora. ¿Cómo reaccionamos nosotros a esta aceleración del tiempo, a esta propulsión del presente en el futuro?. Resbalando dolorosamente, heridos e infantilizados hacia el origen, hacia un pasado anestesia, donde estábamos protegidos, en el dominábamos el amanecer y el ocaso. Resbalamos como funámbulos sobre la cuerda raída del mal tiempo, el tiempo mal dirigido, el que se dirige hacia los muertos. El tiempo sanguijuela que nos lleva hacia el festín de los antepasados, el de los funerales de nuestro presente endeudado. Invitados de vez en cuando, los antepasados son nuestro recurso, pero ellos se instalan; devoran el alba y el sol y reducen los sueños a delirios...

            Los musulmanes no son los únicos que están aterrorizados por la pérdida de memoria. Los occidentales lo sufren también: "No hay ninguna duda de que los franceses, inmovilizados desde hace diez años por la crisis, se  han puesto a observar con complacencia y ternura a las supuestas armonías de antaño. Todo es un pretexto, el ocio y el hobby de las postales de 1900, en los asaltos a las abuelas, en la genealogía (?) de los amantes de los teatros rurales: no han podido tomar una postura más pasota (?)"

            Como en la anécdota de Marshall McLuhan, el especialista de los mass-media, sobre el individuo que ya no se acordaba de nada, y es: "¿Cómo estás? ¿Yo? A duras penas lo se. Justo ahora. En resumen, yo sabía quien era cuando me levanté esta mañana, pero creo que debo haber cambiado muchas veces desde entonces" .

            Entre los occidentales y nosotros, la diferencia existe no tanto en la sensibilidad frente al cambio, como frente al tiempo, la angustia del tiempo desbocado que arrastra hacia la muerte. Es cierto que cada uno de nosotros tiene a la muerte por futuro, pero nuestro papel no sería hacer cambiar los signos, poner la muerte detrás, vistiendo a los antepasados, caminando a grandes pasos hacia un futuro donde crear es posible, donde rehacer el mundo justifica una vida.

            Lo que caracteriza al Occidente en los tiempos modernos es haber logrado enmascarar su fascinación por la muerte con su fascinación por el futuro, liberando así las energías creadoras. Pero los musulmanes modernos, bajo el encanto de no se sabe qué dolor subterráneo, prefieren morir antes que vivir. De esto no hace más que algunos decenios. La diferencia entre Occidente y nosotros reside en la manera de consumir la muerte, el pasado, Los occidentales hacen un postre y nosotros intentamos hacer un plato fuerte. Los occidentales consumen el pasado como un hobby; para descansar del estrés del presente. Nosotros nos esforzamos en tener una profesión, una vocación y un horizonte. A fuerza de invocar a los antepasados, vivimos machaconamente el presente como un intermedio poco atractivo. En el límite de un inoportuno contratiempo. Jaberi nos explica con pulso y dulzura, que nuestra búsqueda enfermiza del pasado nos impide leerlo. Según él, somo incapaces de leer este pasado que cantamos como una mágica letanía, porque estamos demasiado preoucpados en sobreimponer en sus páginas nuestras obsesiones actuales. "El lector árabe contemporáneo sufre una inadecuación a la época. La época se nos escapa. Para asegurarnos de que existimos, escapamos hacia soluciones mágicas para resolver problemas tan numerosos..." .

            La autocomplacencia en el pasado, es uno de los principales comportamientos mágicos. A pesar de nuestos grandes discursos sobre "la tradición", "el patrimonio", "la historia de los antepasados", somos incapaces de leerlos y de descifrarlos. "Para leer un texto antiguo, nos dice Jaberi, es preciso estar arraigado en el presente. Una actitud de distanciamiento es necesaria para clarificar el texto y darle un sentido. Es preciso que el lector separe su propio tiempo del tiempo del presente, y del tiempo del texto", de otra manera: "Proyectamos nuestros problemas sobre el texto ancestral, y esta proyección impide la lectura"

            Llegado este punto, es el momento de definir lo que yo entiendo por el término "nosotros los musulmanes".

            El "nosotros", no se refiere al Islam como cosa individual, opción personal. Yo definiría el hecho de ser musulmán, como el hecho de pertenecer a un estado teocrático. Lo que el individuo piensa es secundario en este sistema. El hecho de ser marxista o maoísta o ateo, no impide apenas obedecer la ley nacional, la del estado teocrático, sus procesos de justicia, que definen los crímenes y regulan las prisiones. Ser musulmán, es un estado civil, una carta nacional, un pasaporte, un código de familia, un código preciso de libertades públicas. La confusión entre Islam como creencia, como opción personal, e Islam como ley, como religión del Estado, fue, creo yo, el motivo del ataque a los movimientos marxistas y a las izquierdas en los países musulmanes.

            Si volvemos a los que leen en los textos del siglo VII la necesidad de privar a la mitad de la poblaación musulmana, las mujeres, del ejercicio de sus derechos políticos, es preciso comprender por qué, según ellos, el problema del tiempo está asociado al problema de la democracia, del ejercicio por todos los ciudadanos, sea cual sea su sexo, a las libertades públicas. Vemos cómo por una parte el "mal del presente" y, por otra, la "negación de la democracia", se combinan y conjugan con lo sexual. Vemos cómo tres nociones, normalmente consideradas como independientes, a saber, los beneficios del tiempo, el poder y lo femenino, se articulan en el discurso de la identidad y sobre todo cómo la crisis de identidad que está presente en todos nosotros, hombres y mujeres, como ciudadanos de una zona cultural inválida. Es traducida por los autores como un problema únicamente masculino, y puede ser así. ¿Podremos apoderarnos de lo que apoya Afgani y los otros sabios, tomar la pluma y escribir libros sobre la necesidad de excluir a la mujer de la política como salvaguarda de la identidad musulmana?

            El problema apareció en los estados musulmanes en su casi desaparición durante el período colonial, se han encontrado feministas de cualquier clase, velados, borrados, inexistentes. Esto llegó con la independencia, cuando el Estado representa teatralmente su nacimiento. Un momento amenazado de muerte, de vacío de poder, el Estado musulmán fue forzado gracias a la colonización ha de hacerse y redefinirse, se ha visto forzado a redefinir a su ciudadano, pero esta operación de redefinición se hacía en la ribera-tiempo (límite-tiempo) donde no se baña uno nunca dos veces. La era del Estado oficialmente totalitario, basado, como principio y fundamento, en la opresión del déspota, ha llegado a ser anacrónica.

            Los Estados musulmanes renacientes, deseosos de ser reconocidos por las potencias coloniales que los habían fraccionado, se precipitaron en la escena internacional. Se introdujeron entusiasmados en los colores de las Naciones Unidas para firmar la Declaración Universal de los Derechos Fundamentales como principio y espíritu de las Constituciones. Redefiniéndose ante sus antiguos colonizadores, fueron forzados a conceder la nueva ciudadanía, con todas sus condiciones, a hombres y mujeres. Pero el Estado musulmán mismo, preocupado por su propio renacimiento, minó la jerarquía de los sexos (igualdad) que destruía la escala de valores constituyentes de la identidad masculina. Ya no había hombres entre los musulmanes después de la independencia, no había mas que ciudadanos asexuados, enfrentados de igual a igual a su Estado y a su Ley. La metamorfosis de la mujer musulmana la convirtió, de un objeto velado, escondido, marginado, reducido a la inercia, en sujeto de derecho constitucional: confundió los límites que definían la identidad jerárquica que ordenaba lo político y lo sexual. Nuestra identidad tradicional no reconocía al individuo, que identificaba como elemento perturbador de la armonía colectiva. En el Islam la noción de individuo en estado natural, en el sentido filosófico del término, es inexistente . La sociedad tradicional construía musulmanes sometidos a la voluntad del grupo. La individualidad en tal sistema es impensable. Toda iniciativa privada es bida' (innovación) y constituye necesariamente un error.

            La sociedad tradicional trataba de tener el desarrollo de la personalidada aen un estado que no cuestiona la autoridad del jefe, un esbozo de individuo que no tiene acceso a la autonomía (identificada con la rebelión). Oumlil arroja luz diestramente por medio de los debares entre los partidos políticos y el nuevo Estado egipcio, sobre conceptos tan fundamentales para la democracia moderna como iradat ach-cha (la voluntad del pueblo) o as-Sulta at-Tachri'a (el poder legislativo).

            Desde su comienzo, los movimientos integristas combatían y negaban, justamente la idea del pueblo como origen de la idea política o el poder legislativo, ya que solo Allah es depositario de tales decisiones. Su voluntad es la Ley, y la reveló para siempre . Lo que nos lleva a la conclusión siguiente: ¿no son los integristas tan absurdos en la escena contemporánea, es más bien la izquierda musulmana, quien ha creído que podía existir sin abordar la idea fundamental de la laicidad, es decir, la transferencia del poder del nivel sagrado al humano, su metamorfosis de Divino trascendente a un individuo banal en su cotidianeidad?

            Y la inflacción (?) de libelos sobre los derechos políticos de las mujeres, es un punto clave en este gran debate, pues permite que se hable sin nombrar lo que está en juego. El problema de la mujer permite aborar las metamorfosis cósmicas del poder sin nombrarlas. Así ella ocupa como símbolo el lugar de lo exiliado, no enmascarado y lo velado, un sitio central en los debates de la escena política. La entronización de la mujer encarna el principio de la desigualdad, el elemento consitutivo de jerarquía, el 'alif , el comienzo del ser que no existe más que en los informes y en los informes de los informes bajo los auspicios de las autoridades, ha forzado al musulmán a hacer frente, en algunos decenios, a lo que los occidentales tardaron siglos en asimilar y todavía no han resuelto: democracia e igualdad de sexos. Vuelve a poner en cuestión las desigualdades sexuales, políticas y sociales a un tiempo. Es para perder la cabeza.

            Imaginad el efecto de una frase tan anodina como "todos los seres humanos nacen iguales en dignidad y derechos"  (art. 1 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre). En estas sociedades donde la desigualdad de los sexos reproducía, garantizaba y preparaba la desigualdad política y la afirmaba como fundamento del ser cultural, como ¡identidad! Sobre todo si se la compara con el art. 1º del Código del Estatuto Personal marroquí, por ejemplo: "El matrimonio es un contrato legal por el cual un hombre y una mujer se unen con el propósito de una vida conyugal común y durable (...) que tiene como propósito la vida (...) en la fidelidad, la pureza, y el deseo de procreación por la fecundación, sobre bases estables y bajo la dirección del marido (...)"

            La cuestión de la igualdad de los sexos y los debates que ha suscitado en los años 80 con la aparición del libro de Kazcen Amin, "La liberación de la mujer", deben ser comprendidos como el trágico grito que ha sido influenciado al mismo tiempo por la ciudadanía que funde las jerarquías y por el tiempo tecnológico que funde las fronteras nacionales.  El acceso de las mujeres como ciudadanas a la educación y al salario puede ser considerado como uno de los trastornos fundamentales que han sufrido nuestras sociedades en este siglo XX, llegando a los lugares que hasta hoy se consideraban coto cerrado de los hombres y privilegio de la  masculinidad: la escuela y el lugar de trabajo. La mujer lo recobra, en todo caso, en la vida pública, como en la vida privada.

            El retorno al pasado, el retorno a la tradición que reivindican los hombres, es un intento de poner las cosas "en orden". Un orden que no funciona en ningún lugar del mundo, sobre todo porque nunca ha sido aceptado por las mujeres. La "vuelta" al velo invita a las mujeres, que han dejado "su sitio" (el suyo se refiere al designado por ellos) a que abandonen los nuevos espacios conquistados, y este sitio donde se pretende acantonarlas de nuevo, supone un puesto marginal y subalterno según el Islam ideal, el de Muhammad, el profeta que predicaba todo lo contrario en el año 610 d.C. Un lenguaje tan revolucionario como aristócrata le forzó al exilio. El viaje en el tiempo se impone, no porque el peregrinaje a la Meca sea un deber, sino porque el análisis del pasado no como mito o refugio, llega a ser necesario y vital.

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[1] N. del T.  La autora se refiere a la llamada Guerra de los Seis Días, entre Israel y los países árabes, ocurrida en 1967.

Capítulo II

                                El profeta y los hadices

            ¿Cómo pudo un árabe etnocéntrico que no conocía ninguna lengua, que viajó muy poco (algunas excursiones hacia el norte de Siria en su juventud), transformar el mundo con un mensaje -el Corán- que dio y da siempre sentido a la vida de gentes de culturas tan diferentes? En China (una veintena de millones, sobre todo en las regiones de Gansu y Yunan), Senegal, pasando por Rusia (Bajo Volga, Siberia, Kazakastán, Uzbekistán, Menistán, Kirgisistán, Crimea) y la India (valle del Indo, llanuras del Ganges, Bengala, Deccau)? El hecho de constatar lo que este hombre ha logrado en su vida, tanto privada como pública, tiene un sentido suficiente mas allá de lo anecdótico. El Islam es la saga (?) de un hombre feliz que soñó un mundo diferente en su juventud y realizó todos sus sueños en su madurez, con una vigorosa vejez llena de logros, de mujeres y de triunfos mililtares, sometiendo a su voluntad a sus enemigos mas recalcitrantes. La primera vez que Layla Fikiya (nuestra maestra de la escuela coránica) nos habló de Cristo y del cristianismo, terminó su lección murmurando: "una vida tan triste, sí, muy triste, perdió todo, incluso la vida, contrariamente a nuestro profeta, que continuó batiéndose hasta el triunfo final".

            Muhammad nació en la Meca, hacia el año 570 d.C. aproximadamente. La Meca, aunque importante en sí como floreciente centro comercial, no tenía conciencia de su potencia. Comparados a los romanos y a los persas -los dos gigantes que dominaban la región-, los árabes figuraban como pueblo de segunda fila, reducido a vasallaje aunque estuvieran ocupados, o fueran simplemente ignorados en su desierto, mientras sus tribus no interfiriesen demasiado en los intereses de los grandes: bizantinos (el imperio romano) y sasánidas (el imperio persa), que se hacían la guerra continuamente para controlar las rutas del comercio internacional, que entre otros países recorrían Arabia, y que habían creado entre las grandes tribus árabes Estados vasallos que defendían sus intereses y procuraban propagar su influencia y sus religiones. Estos reinos no titubeaban en hacerse la guerra y en desgarrarse mutuamente si era preciso, y si lo exigían sus opresores extranjeros. Es así como en el año 580, cuando Muhamma tenía 10 años, el reino gasánida hizo la guerra al reino árabe de los Lahmid,  ____________ de los persas, y quemo su capital, Hira, situada en el desierto iraquí.

            Cuarenta y ocho años mas tarde, en el año 628, a la edad de 60 años, Muhammad, que llevaba explicando el Islam desde hacía 20 años, y prometido a los árabes, si aceptaban el Islam, la conquista de los imperios romano y persa, envió dos cartas a sus dirigentes: una a Heraclios, el emperador bizantino (romano) y otra al emperador persa, invitándoles a asociarse al futuro de los musulmanes. Este último se enfadó tanto, y alardeó de tal menosprecio para con las tribus árabes, que escribió a sus gobernador en el Yemen, según las fuentes árabes, en estos términos: "Este árabe que ha surgido en la Hiyaz me ha enviado una carta inconveniente. He enviado a dos hombres inteligentes para traerlo ante mí encadenado, a fin de tratar su negocio; si rehúsa venir, desobedeciendo la orden que recibirá, id a su encuentro con una armada y traedme su cabeza..." . Dieciseis años mas tarde, Irán será conquistado e islamizado para siempre.

            A pesar de su dimensión espiritual, el Islam fue ante todo una promesa de poder, de unidad y triunfo, para un pueblo marginal, dividido y ocupado, que se desgastaba en guerras intestinas. El Islam ideal que es reivindicado en nuestros días por los integristas como solución a los problemas económicos y a los desastres militares, guarda en la memoria, apenas creíble, un joven mecano que se declara profeta a los 40 años y realiza, antes de su muertes, en veinte años de batallas con el enemigo, los sueños que parecían imposibles a sus contemporáneos: la unión de los árabes por medio de una fue, y no por pertenecer a una misma familia, que es la base del sistema tribal, y su emergencia en la escena mundial como potencia. La religión del profeta mecano no era complicada. Los cinco pilares (arcanos/deberes-fundamento) que los musulmanes aceptan y deben cumplir, se relacionan con una idea central: someter el comportamiento cotidiano del individuo a una disciplina estricta.

            El Islam, siendo sobre todo una religión terrena, práctica, arraigada en los actos mas sencillos de la vida, lavarse, comer, etc., permite al mismo tiempo acceder constantemente al cosmos. La shahada es el primer pilar: es una declaración de fe que consiste en reconocer que "no hay otro dios sino Dios y que Muhammad es Su profeta". El salat , la oración, la adoración cinco veces al día, el segundo pilar, es un ejercicio extremadamente rápido de meditación intensa. Se hace donde uno se encuentra, en casa, en el trbajo, en el camino, etc., interrumpiendo la actividad que al llegar el momento de la oración se esté realizando, dirigiendo la mirada a la Meca y tratando mediante una disciplina de concentración de trascender los problemas cotidianos y ponerlos en contacto con lo divino en muy poco tiempo. El primer salat comienza al alba, el segundo al mediodía, el tercero a media tarde, el cuarto al atardecer y el último cuando ha entrado la noche.

            Ayunar en el mes de Ramadán desde el alba hasta el atardecer es el tercer deber. Dar la limosna, el zakat , es el cuarto. Y el peregrinaje a La Meca o hayy , es el último deber.

            La Meca era una de las ciudades mas importantes de Arabia en la época de Muhammad, ciudadano que se dedicaba al comercio, se casó joven y vivió entre los suyos, en el clan de los Banu Hachim, uno de los mas estimados de la tribu de los Quraish (literalmente, los Tiburones). Esta ciudad está situada en un enclave estratégico para la seguridad de las rutas del gran comercio internacional que florecía en esta parte del mundo. Situada en un cruce de los caminos que unían los dos ejes clave este-oeste (de Africa a Asia) y del sur al norte (del Golfo Pérsico a Europa), Muhammad, como perteneciente a su clan, estaba destinado a ser comerciante. Se empleó con una mujer de negocios, Jadicha Junalid, una viuda que pertenecía como él a la tribu de los Kuraish y que había heredado una gran fortuna de su anterior marido. Muhammad impresionó muy temprano a los mecanos por su probidad y honestidad, hasta tal punto que se le conocía como Al-amin (el hombre seguro). A su regreso de Siria, Jadicha quedó muy contenta con su colaboración y tan sorprendida por su rectitud (cualidad que debía ser muy rara) que le propuso matrimonio. El aceptó; tenía 25 años según las tradiciones, ella tenía la cuarentena. Para él era su primer matrimonio. Ella antes había tenido otros maridos. Le dio cuatro hijas y tres hijos. Estos últimos murieron pequeños. Si Jadicha no podía saber que el hombre con quien se había casado sería, quince años mas tarde, el profeta de una nueva religión, estaba sin embargo persuadida de que no era un marido del montón, y tenía una total confianza en él. Descontento con las costumbres que le rodeaban, iba cada año, como todos los hombres piadosos de La Meca, al monte Hira, para poder abstraerse y hacer un retiro espiritual. Gozaba de muy buena reputación entre los suyos: todos los habitantes de Meca coincidían en reconocer su influencia y su rectitud. "... Dondequiera que hubiera un prisionero, le consolaba, y todos los que tenían un litigio venían a someterse a su arbitraje..." . Pero no recibió su misión profética hasta mas tarde: "... Cuando Muhammad hubo cumplido cuarenta años, Allah le envió a Yibril para transmitirle una visión..." .

            La primera revelación que Allah le envió por mediación del ángel Yibril, fue el ayat 1º de la surat 96: "Ikra" (lee). El Islam comenzó, pues, con una orden de leer, de informarse. Corría el año 610 d.C. Las primeras revelaciones le resultaron angustiosas; Jadicha le tranquilizó, viéndole aterrorizado por las voces que oía, y que dudaba de sí mismo: "Oh Jadicha, creo que voy a volverme loco" . Esta le daba seguridad y le reocnfortaba, tratando de convencerle de que lo que le sucedía era maravilloso y único. Era el profeta elegido, el que debía dar a los árabes lo que les faltaba: un Libro revelado, fundamento del prestigio de los judíos y de los cristianos, las dos religiones que había logrado implantarse en Arabia a pesar del rigor del politeísmo. Jadicha celebró el acontecimiento convirtiéndose a la nueva religión de su marido: fue la primera adepta del Islam.

            La nueva religión va a revolucionar La Meca politeísta que abrigaba en su templo, el santuario de la Kaaba, no menos de trescientos ídolos. Los mecanos encontraban absurda la idea del Dios único que Muhammad publicaba ahora abiertamente, después de permancer oculto durante tres años. Debió combatir para imponer su culto en un templo digno de él: el santuario de la Kaaba, respetado en toda Arabia, donde cada año se celebraba una peregrinación grandiosa, que atraía a viajeros de todas las regiones.

            Una vez pasada la sorpresa de los primeros ayats , Muhammad se fue acostumbrando al ritmo imprevisto y misterioso de las revelaciones. Durante 22 años tendrá momentos privilegiados en los que es tocado por la gracia divina, los momentos del wahy (inspiración), llamados también at-tanzin , la bajada. Los dos términos se refieren a un movimiento fluido, a un saber que viene del cielo e inunda la tierra, por mediación del rasul el mensajero árabe. Este es el milagro, que Allah hablaba a Muhammad en su lengua natal, el árabe: Qur'an al-arabi , el Corán árabe. Solo los judíos y los cristianos habían tenido este honor privilegiado. Muhammad recibirá la última revelación nueve días antes de su muerte, el 8 de junio del 632 .

            "El profeta recibió el mensaje de Allah oralmente, y lo transmitiría oralmente, no controlaba ni el momento ni la duración de las revelaciones. Las surats (capítulos) estaban compuestos cada uno de varios ayats (versículos): el ritmo de las revelaciones de dos a cinco ayats a la vez, a veces mas, a veces menos" . No sabía que había terminado un capítulo hasta que revibía la orden Bismillah ar-Rahman ar-Rahim (En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso" .

            El orden de la revelación de los surats al profeta (tartib nuzuli) fue diferente al orden clasificado que tenemos hoy en el texto (tartib mashafi) . El orden de las revelaciones respondía a las necesidades coyunturales: los surats revelados en Meca contienen el dogma y los deberes del musulmán; los surats relebados mas tarde, en Medina, respondían a los problemas a los que hacía frente el profeta y a las preguntas de los primeros musulmanes. En cuanto a la clasificación actual del Corán como texto escrito, responde, según los expertos, a necesidades mas pedagógicas: es en los primeros surats donde figuran las disposiciones principales del Islam concernientes al matrimonio y a la herencia .

            Se puede decir que el Islam como shari'a, ley social de origen divino, nació en Medina. El profeta se exilió allí en el año 622, dato clave pues este año constituye el año 1 del calendario musulmán .

            Los mecanos que emigraron con él se llamaron en lo sucesivo los Muhayirun (los emigrantes, el término que se utiliza en nuestros días para designar a los trabajadores del norte de Africa emigrados a Francia y al resto de Europa). Sus nuevos adeptos reclutados entre las tribus de Medina serán llamados los Ansar , los auxiliares, los compañeros. En el 622 el profeta llegó clandestinamente a Medina. Los mecanos le buscaban para matarle: habría insultado a sus dioses, y sobre todo a sus diosas, Al-Uzza, Al-Lat y Manat, que eran las mas veneradas.

            En vida de su tío Abu Talib hicieron tales presiones sobre Muhammad, que pronunció un versículo coránico donde eran mencionadas y reconocido su poder. Pero el profeta abrogó este versículo como satánico en la parte del ayat que reconoce sus cualidades divinas -su apelativo, al-Ganika al-Uya , "los grandes pájaros", es la referencia a su naturaleza celeste- esta parte será suprimida y culminará su ruptura con La Meca .

            Dos acontecimientos precipitaron esta ruptura: la muerte de su tío Abu Talib y la de Jadicha, su mujer. Abu Talib gozaba de gran prestigio en el seno de la tribu de los Kuraish, como jefe del clan de los Banu Hachim; durante 10 años van a tolerar los mecanos los ataques del profeta a su culto. Pero a la muerte de Abu Talib en el año 619 perderá su principal sostén y la garantía de su protección tribal. En el mismo año perderá también a Jadicha, su compañera y seguidora. Sometido a prueba y efectivamente debilitado por sus parientes, Muhammad se decide a dejar La Meca, ciudad hostil y cada día mas peligrosa para su seguridad, y comienza a reflexionar sobre su partida. Pero ¿a dónde ir? Un individuo no podía circular en Arabia sin tener, ante todo, una protección negociada, según el código de las alianzas tribales, que le asegurase.

            Comenzó a "ofrecerse a las tribus": "Cada año, en la época del Hayy o peregrinación, el profeta abordaba a los árabes venidos de todas lados y les proponía su religión. Esperaba que al menos uno de ellos creyera en él y le recibiera en su tribu (...) y así les libraría de las gentes de Meca" . Pero nadie se decidió a dar asilo a un hombre que había desconcertado a La Meca; tomó la decisión de marchar a Taif, ciudad que, como Medina, no estaba muy lejos de Meca, para negociar su exilio. Las gentes de Taif le rechazaron . Regresó a La Meca y continuó con su misión profética con ocasión del Hayy , para encontrar una ciudad que le ofreciera asilo. Estando en estas circunstancias entró en contacto por primera vez con seis peregrinos de la ciudad de Medina. Les recitó algunos ayats del Corán y les ofreció ir con ellos a predicar . "Eran gentes conocidas pero de clase media, ni muy ilustres ni de condición inferior..." . Le dijeron que no estaban habilitados para tomar una decisión tan importante. Sería preciso tener la autorización de los jefes de los clanes. Le expusieron la situación de tensión que vivía la comunidad. "...Somos una comunidad desgarrada por las disensiones y conflictos, es preciso que expliquemos a los otros vuestra causa una vez que volavamos a Medina..." . "Al año siguiente fueron doce a verle y a prestarle alianza (...) Un año después serán 62 medinenses los que hacen lo mismo durante el Hayy ; representaban esta vez a los principales clanes de las tribus Aws y Jazjraj" [16]. Era el comienzo de la gran aventura medinesa.

            La comunidad de Medina fue la primera comunidad musulmana y constituyó para las generaciones el modelo a seguir y la experiencia a imitar, pues estaba dirigida por Muhammad, que actuaba a la vez como jefe político, miliar y hakan , árbitro, legislador inspirado por Dios mismo. Es Dios quein responde a través de los ayats a las preguntas de los nuevos musulmanes, que piden explicaciones sobre la manera de ser musulmán [17] .

            El problema de los hadiz aparecerá tras la muerte del profeta; durante la época de Medina, la comunidad vive una época ideal en la que Allah y Su profeta podían ser consultados a cada momento. El primero por mediacion del segundo. Este decenio es el que se reivindica en nuestros días como el punto clave donde se contienen los principios que deben guiar la planificación de los beneficios económicos y sociales en las sociedades musulmanas modernas. Pero después de la muerte del profeta, en el 632, diez años después de la hégira o emigración a Medina, va a plantearse el problema de la sucesión: era preciso que el profeta fuera reemplazado en sus funciones políticas y legislativas. Para resolver el problema político, los expertos musulmanes van a desarrollar la teoría del califato: ¿cuáles son las condiciones necesarias para ser califa, sucesor del profeta en su función del jefe del estado musulmán? y ¿cuáles son los modos de su designación por la comunidad? Toda una literatura, con sus expertos, escuelas, teóricos, va a surgir. El Islam como teoría política es de una sofisticación inaudita. Si no se atiende a su práctica (?). Para resolver el segundo problema, el de la Shari'a , la ley sagrada, que encarna, representa y expresa la voluntad divina, los expertos van a elaborar una ciencia religiosa: el Fiqh . Se trata de velar por el control de la interpretación del Corán, el texto revelado, y de establecer la Sunna o tradición del profeta, consignando por escrito en los hadiz todo cuanto el profeta dijo o hizo, para aclarar la vía del Islam.

            Elegir al jefe político justo y no equivocarse sobre el sentido exacto de la interpretacion de la Sahari'a en el Corán y en la Sunna , son los dos ejes que animan, al menos oficialmente, toda la historia del Islam: justificaron las guerras y las paces. Serán invocados para explicar las grandezas y las decadencias, constituyendo lo esencial en las aspiraciones de los contemporáneos que reivindican el retorno del Islam como medio de solucionar los problemas políticos y económicos que enturbian a la sociedad musulmana moderna. Jomeini ha tomado el poder en Irán en nombre de estos dos eternos móviles: asegurar la justicia social, eligiendo a un jefe del Estado que se inspire en la Shari'a para dirigir la sociedad (su elección se ha controlado a sí misma) (?). Para comprender el lugar del escrito del texto sagrado y su manipulación sobre el tablero del ajedrez político de ayer y hoy, es preciso volver a los acontecimientos que sucedieros en los días que siguieron a la muerte del profeta y sobre todo al nombramiento de su sucesor y de los tres siguientes, considerados los cuatro califas ortodoxos ( al-Julafa ar-Rashidun ). Toda reivindicación actual de una vuelta al Islam se refiere a estos momentos fatídicos. Los conceptos políticos que los movimientos islámicos proponen hoy como conceptos claves que garanticen la democracia, se refieren al proceso de designación de los cuatro califas ortodoxos. ¿Cómo fue elegido el primer califa?

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MUERTE DEL PROFETA: DIMENSIONES POLÍTICAS Y NACIMIENTO DEL HADIZ

            A su muerte, el profeta no tenía herederos de sexo masculino. Ibrahim, el último hijo que tuvo con María (la copta) -aparte de los que le había dado Jadicha- murió de pequeño. Sin embargo, cuatro hombres jugaban en su entorno inmediato un papel eminente. Se trataba en primer lugar de ?Ali, su yerno y primo carnal (?), que tenía con Muhammad una relación afectiva privilegiada. Este lo adoptó en la práctica en un momento en que el padre de 'Ali, Abu Talib, atravesaba una crisis financiera muy grave. Pidió a su padre que se le confiase, cuando Muhammad se descubrió profeta y recibió sus primeras revelaciones. Es por tanto el primer hombre convertido al Islam (la primera persona fue su mujer Jadicha), cuando no tenía mas de diez años [1]. Mas tarde se casará con Fatima, la hija del profeta, que lo seguirá en su exilio a Medina, y llegará a ser su brazo derecho en lo que concierne a la dirección de los asuntos de la comunidad. Después de la muerte del porfeta, es a través de la descendencia de 'Ali, donde se buscará la línea sucesoria. El segundo hombre mas próximo al profeta es Uzman ibn Affan, también uno de los primeros conversos y que se casó, como 'Ali, con una de las hijas del profeta, Ruqaya. 'Uzman descendía de una rama paralela y rival de los Banu Hashim, el clan de los Omeyas, que compartían con estos últimos un antepasado común, Abd-Manaf. Los otros dos hombres mas próximos a Muhammad, kuraishitas como él, eran Abu Bakr As-Sidiq y 'Umar Ibn al-Jatab: tenían con el profeta mas que una relación de alianza; eran sus suegros. abu Bakr era el padre de su mujer Aisha, y Umar de su mujer Hafsa. El profeta dejó a su muerte nueve esposas. El sitio privilegiado que estos dos ocuparon, después de él, fue debido a un elemento considerado secundario por la tradición aristocrática de la Arabia preislámica: la afinidad psicológica, una gran amistad. Abu Bakr era un hombre cultivado, con muchos matices, muy sensible, interesado en la historia, sobre todo en los relatos genealógicos. 'Umar era un hombre deportivo, fogoso, violento y arrebatado, pero también fiero, orgulloso, exigente, estricto, y de una rectitud que rozaba la rigidez.

            Si en lugar de resistir a las presiones que se hacían sobre él para designar un sucesor de su clan, 'Ali en este caso, Muhammad hubiese aceptado y reproducido el sistema tribal, el Islam se habría confundido en su comienzo con un "asunto de familia" tribal, según la tradición preislámica. Muhammad murió tranquilamente en su casa de una enfermedad benigna (?), a una edad respetable. El, que preveía y planificaba las expediciones políticas, no pudo preveer los problemas de su sucesión: sus preferencias eran sin ninguna duda que Abu Bakr y 'Umar llegaran a ser respectivamente primero y segundo califas ortodoxos (el primero será califa dos años: del 632 al 634 d.C. El segundo, diez años, del 634 al 644 d.C.)

            El asesinato de 'Uzman, el tercer califa, conducirá a la comunidad a la primera división ( fitna , guerra civil). 'Ali, designado cuarto califa en plena guerra civil, no ejercerá nunca el poder real. La era de los levantamientos había comenzado. Aisha tomará las armas contra él en la batalla del Camello (658 d.C, 36 de la Hégira). 'Ali será asesinado también por sus oponentes políticos. Esta primera fitna , que se extiende sobre todo el califato de 'Ali -entre el 656 y el 651 d.C.) traumatizará para siempre la memoria musulmana.

            Para protegerse entre otras cosas contra el terror y la violencia política, es por lo que los musulmanes se entregarán a esta colección sistemática de los hadiz : ¿qué dice el profeta en caso de guerra civil? ¿Cómo debe comportarse el musulmán en este caso? ¿Cómo elegir entre varios candidatos al califato al más dotado? ¿Se debe aceptar a un califa mal cualificado pero que garantiza la paz, debe combatírsele sacudiendo así a la sociedad en una "guerra civil"? Los asesinos del presidente Sadat han puesto nombre a sus argumentos y modelos basándose en los acontecimientos y en los hadiz de este período [2]. En el momento de una crisis, el hadiz emerge como un arma política terrible.

            Se puede llamar hadiz , en este sentido, a toda información pertinente (?)  al profeta. La recopilación escrita de estas colecciones son todo lo que se supone que hizo o dijo. Sus opiniones, sus reacciones ante los acontecimientos, la manera como justificaba sus decisiones, debía ser consignada como punto de referencia para después distinguir lo que es justo de lo que es injusto, ya sea en relación con la práctica del poder o con otra cosa. ¿Cómo reaccionar contra un califa injusto? Es en las colecciones de hadiz donde se establece la sunna del profeta, su tradición, y en el Corán donde encontrará la respuesta. ¿Cuáles son los deberes del marido hacia su o sus mujeres? ¿Cómo hacer las abluciones? ¿Cuál es el status del hijo natural? Las colecciones de hadices son de hechos verdaderos frescos de la vida cotidiana del siglo VII, frescos vivientes, extremadamente variados y diversos, puesto que suele haber varias versiones de un mismo acontecimiento. Se encuentran juntos temas tan diversos como "cómo hacer las abluciones", "cómo comportarse durante la noche de bodas", o "lo que es preciso hacer en caso de guerra civil". El trabajo del que se dedica a la transcripción de hadices le impone necesariamente dominar la técnica que nosotros llamamos hoy día de "entrevista" e "investigación", pues la palabra hadiz viene del verbo hadaza , relatar, o simplemente "relato".

            Para cada generación de expertos, es preciso recopilar personalmente los testimonios de los que han oído el hadiz directamente contado por el profeta, se trata de la generación de sus compañeros. O bien recopilarlo indirectamnete, después de la primera generación siguiente a esta ( at-Tabiyun , literalmente "las siguientes"), o aun la segunda generación después de los compañeros: Tabi'in at-Tabiyun

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