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Islam y democracia en el mundo que viene.

Por Emilio Menéndez del Valle.


Los Libros de la Catarata, IUDC-UCM, Madrid, 1998, 317 páginas.


Joaquín Tasso Vilallonga

¿Son compatibles el islam y la democracia? ¿Por qué son autoritarios la mayoría de los regímenes políticos de las sociedades musulmanes, especialmente del mundo árabe? ¿Cuál es la visión islámica del Estado, la sociedad y el individuo? ¿Y su actitud ante la ciencia? ¿Debe ser necesariamente conflictiva la inserción de los países islámicos en la sociedad internacional? Éstas son algunas de las polémicas cuestiones que el profesor Menéndez del Valle aborda en su último libro, Islam y democracia en el mundo que viene, recientemente publicado por Los Libros de Catarata en fructífero consorcio con el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (IUDC-UCM).

Las sociedades islámicas, particularmente las árabes, han resultado inmunes a la "ola" de transiciones a la democracia que comenzó en América Latina en los años ochenta y que continuó -convertida ya en auténtico tsunami- en Europa Central y Oriental tras el fin de la guerra fría. A diferencia de estas regiones y de diversos países africanos y asiáticos que también recientemente han abandonado trasnochados regímenes autoritarios (o que -como China- comienzan a mostrar signos inequívocos de apertura), el mundo árabo-islámico continúa siendo "el desierto de la democracia mundial", como lo definió hace pocos días Barbara Crossette en un atrevido artículo aparecido en la portada de The New York Times ("The World Democracy's Desert; A Rising Tide of Freedom Bypasses the Arab World", NYT, 26/4/98).

En la "post-historia" en que vivimos (o nuevo orden mundial instaurado tras el fin de la guerra fría), la amenaza islamista parece haber sustituido al comunismo en el papel de archienemigo del Occidente cristiano e industrializado. Así, prestigiosos autores, como Samuel Huntington (The Clash of Civilizations?), se han empeñado en demostrarnos la naturaleza perversa del islam; una religión indefectiblemente abocada al conflicto con la "civilización occidental". Otros estudiosos, como Gilles Kepel (La revanche de Dieu) y Bernard Lewis (The Return of Islam), aun rechazando semejante profecía determinista, no han podido evitar caer en el alarmismo frente al islam. Pero, sin duda, lo que más ha contribuido a reforzar esta peligrosa simplificación ha sido la visión mediática de lo musulman en Occidente. No en balde, las escalofriantes carnicerías de la guerra civil argelina, la brutalidad represiva de los talibanes en Afganistán, los abominables atentados terroristas de los radicales islámicos en el metro de París, el World Trade Center de Nueva York o en las ruinas de Luxor, y los periódicos encontronazos del Occidente con los regímenes iraní, iraquí, libio, sirio, sudanés y demás "desestabilizadores del orden internacional", ocupan sistemáticamente lugares destacados en nuestros diarios e informativos.

Frente a esta corriente dominante, algunos autores, como el que nos ocupa, han preferido huir de la tentación simplificadora para abordar con valentía, pero sin prejuicios, la realidad política del mundo islámico actual en toda su complejidad. Quizá por ello, Islam y democracia en el mundo que viene abarca más temas de los que su título podría sugerir en un principio: del estudio sociológico de la centralidad de la cultura árabe en el islam, a la interpretación filosófica de la religión, pasando por la contextualización histórica del debate entre razón y fe, y el análisis político de los Estados islámicos contemporáneos y de sus relaciones internacionales; todo ello desde una rica perspectiva multidisciplinar.

Tras desarbolar con autoridad numerosos mitos fuertemente asentados (como el del tradicional desdén islámico por la ciencia, la tecnología y todo lo que suene a racionalismo), y negar toda viabilidad como alternativas tanto a la ilegítima aberración islamista -totalmente ajena al auténtico islam- como al tan cacareado movimiento panislámico -una construcción espuria-, el profesor Menéndez del Valle concluye que, si bien islam y democracia no son ontológicamente contradictorios, en su forma actualmente dominante el islam es en gran medida "responsable del atraso científico, político, social y cultural de las poblaciones que lo sufren". Aunque no todo está perdido, no es inevitable. Así, en lugar de optar por el enfrentamiento, Occidente debe apostar por la democratización, apoyando abiertamente a los reformadores internos, sin excluir del proceso a los islamistas moderados. El proceso será largo y el éxito del mismo no está garantizado, pero vale la pena intentarlo.

Por su tono conciliador -sin mermar su carácter crítico-, Islam y democracia en el mundo que viene se inscribe en la línea del argelino Mohamed Arkoun (Islam et démocratie), la socióloga marroquí Fátima Mernissi (La peur-modernité: conflit Islam démocratie), y los profesores de la Universidad de Georgetown John Espósito y John Voll (Islam and Democracy). Con esta erudita y minuciosa obra, Emilio Menéndez del Valle se consolida como uno de los grandes expertos españoles en cuestiones del islam y del mundo árabe contemporáneos, pasando a formar parte de ese reducido, pero imprescindible, grupo formado por Pedro Martínez Montávez, Bernabé López García, Gema Martín Muñoz y Miguel Cruz Hernández, entre otros.

www.an-nisa.es 2010